Hoy el reto del amor es tener misericordia
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
ADIVINANDO “DE OÍDO”
Estábamos cantando vísperas. De pronto, un sonido captó mi atención por completo.
-Tac… tac… tac…
“Parece un bastón golpeando el suelo… Algún anciano ha entrado”, me dije.
-Tac… tac… tac…
“Pues no da la sensación de que avance…”, pensé.
-Tac… tac… tac…
Un instante después, mentalmente ya había “construido la escena”: evidentemente, se trataba de un anciano, sentado en un banco de la mitad de la iglesia que, distraído, estaba golpeando con su bastón el suelo, pero, por su sordera, no se daba cuenta del ruido que hacía.
-Tac… tac… tac…
Solo podía ser eso.
-Tac… tac… tac…
¿¿Pero es que nadie podía hacerle ver que molestaba??
Entonces levanté la vista del libro, miré hacia los bancos… y me comí mis palabras. No se trataba de un anciano sentado. Era una abuelita que, con un esfuerzo admirable, apoyada en su andador, a duras penas lograba avanzar, intentando llegar a ese banco que estaba libre…
Ciertamente, cuando solo captamos una parte de la realidad, es muy fácil equivocarnos… Pero, ¿acaso alguna vez logramos percibir la realidad completa?
Creo que eso es muy complicado, se requiere mucha perspectiva… ¡¡la perspectiva del Señor!!
En efecto, Cristo es el único que conoce la realidad completa, no solo lo que se ve o se oye, no solo tus actos, sino lo que está en el corazón: tu historia, tus ilusiones, tu heridas, tus sueños… Y, conociendo todo, te ama. Te mira con misericordia, “porque Él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro”.
Es exactamente lo que sitió esa pecadora pública, cuando la lanzaron a los pies de Jesús. Aquel que realmente podía condenarla, fue el que la perdonó. Conociéndolo todo, no dejó de ver, detrás del barro, una piedra preciosa. Y la amó.
Hoy el reto del amor es tener misericordia. Te invito a que hoy des gracias al Señor por todas las veces que Él ha apostado por ti más que tú mismo… por esa insistencia Suya, que no se cansa de darte otra oportunidad. Y, cuando hoy alguien te resulte molesto o desagradable, pídele verle con Sus ojos de misericordia. Recuerda que solo ves una parte de la realidad… ¡Feliz día!
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¡Feliz día!
