Hoy el reto del amor es parar a ver cómo tienes el amor en tu vida
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LOS TRES ELEMENTOS
Hace unos días me enseñaron a trabajar con la máquina de laminar. Para entendernos, es una plastificadora. El técnico me lo enseñaba: qué temperatura poner, qué velocidad y el tamaño de la imagen impresa.
Le pregunté por qué se encogía el plástico a veces, por qué se levantaba… Él, con mucha paciencia, me decía constantemente que no había fórmulas mágicas, que era una combinación de tres factores: velocidad, temperatura y tinta en la imagen. Mi trabajo era aprender a combinarlos, subiendo uno, bajando otro, hasta encontrar el equilibrio.
Aquello de sencillo no tenía nada. Yo creía que rápidamente lo aprendería y me di cuenta de que no era así. Me tocaba practicar y aprender a combinar.
Cuando llegué a la oración me di cuenta de que para que nuestra vida funcione también tenemos tres elementos a combinar: el amor al Señor, el amor al prójimo y el amor a uno mismo. Cuando hay más de uno que de otro, nuestra vida se desajusta.
No podemos decir que amamos al Señor y no amamos a los que tenemos con nosotros, o no podemos amarnos a nosotros mismos e ignorar al Señor. Los tres tienen que estar combinados para que nuestra vida sea feliz. Cuántas veces nos preguntamos: ¿por qué no somos felices? Seguro que alguno de estos tres aspectos tienes desajustado.
Jesús nos lo dice en el Evangelio: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo.” Jesús sabía lo que nos decía, sin Él nuestra vida está vacía, no encontramos sentido a vivir. Sin los hermanos, la vida es aburrida, no nos han creado para vivir en solitario. Y, sin ti, el Señor no puede hacer nada, te necesita. Él cuenta contigo para amar. Cristo nos quiere personas íntegras, plenas y felices. El creer y vivir de Cristo es un bien para nuestra vida que no tiene precio.
Hoy el reto del amor es parar a ver cómo tienes el amor en tu vida. Cómo es tu relación con el Señor, con las personas que te rodean y contigo mismo. Pídele al Señor que te lo combine para ser feliz, y, donde veas que lo tienes desajustado, hoy ponte en marcha.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
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