HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DEL SALMO RESPONSORIAL

SALMO RESPONSORIAL

Día 26 de marzo, domingo IV de Cuaresma, ciclo A
Salmo 22 (23), 1-3a. 3b-4. 5. 6.

El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar;
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
Y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

El 4º domingo de cuaresma es también llamado “Laetare”, palabra latina que significa “alegría”, ¿un respiro en la Cuaresma?; un domingo orientado hacia la alegría pascual bajo el signo de la Luz. Convocados a sentir la alegría de la protección de Dios. Es también un domingo en el que el Evangelio, sobre todo, nos habla de Luz; el bautismo nos ilumina al darnos la filiación divina, la vida de Dios que nos comunica con el Espíritu Santo que se nos da. Somos hijos de la Luz.

La primera lectura del libro de Samuel nos narra la elección de David, pastor de ovejas, para ser rey de Israel, pastor de hombres. Dios elige mirando al corazón, no las apariencias como lo hacían tanto el profeta como el mismo padre de David. La primera lección: no hemos de fijarnos en las apariencias… sólo Dios ve el corazón. La prueba que el primer domingo de cuaresma se nos anunció en la lectura del libro del Génesis, era no comer del “árbol de la ciencia del bien y del mal”. Esta ciencia le pertenece a Dios, que ve el corazón y conoce lo profundo de cada uno. La monarquía en Israel fue iniciativa del pueblo que quería ser, como los otros pueblos, guiado por un rey y no por Dios que les hablaba por profetas. Dios cede, pero el pueblo comprendió, de los sucesivos reyes, que sólo cuando es pastoreado por el Señor viven en paz y nada les falta. Eso es lo que cantaremos con el bellísimo salmo 22, (23): EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA. Dios elige a David del que se decía que tenía un corazón misericordioso, parecido al de Dios mismo.

El salmo 22 (23) es uno de los salmos más populares del salterio. Es un poema pequeño y delicado que canta el cuidado solícito de Dios expresado por dos tipos de imágenes: las pastoriles y las de un anfitrión que prepara un banquete para su amigo; es un salmo de confianza individual, tiene forma de un díptico con dos partes paralelas: versos 1-4, escena pastoril y versos 5-6, escena doméstica. El Señor, como pastor y huésped del pueblo y del justo, inspira este bello canto de confianza en el que dominan sentimientos de seguridad y calma. Quien se acoge a este cuidado divino disfruta de paz inalterable, tanto en los peligros externos como en las zozobras espirituales. Es a la vez alabanza y mensaje didáctico. Tiene un lenguaje muy personal, sencillo pero profundo para expresar el cuidado de Dios por sus fieles.

Ver a Dios como pastor de su pueblo es habitual en todo el A.T. para expresar de modo comprensible cómo Dios guía, defiende, vela por su pueblo elegido. Actualmente nos queda un tanto lejana la figura y el oficio de pastor; raramente vemos por nuestros campos esas ovejas apelotonadas caminando en un mismo sentido, al mismo ritmo, bajo la mirada vigilante de un pastor que pasa todo el día con ellas, las conoce y sabe los pastos que necesitan; cuando necesitan descansar o beber, todo se lo procura a tiempo. La imagen pastoril, idílica, del rebaño cuidado perfectamente por un solícito pastor, que descansa junto a frescas aguas y verdes prados, que protege en las oscuras cañadas, deja paso a la imagen de la segunda parte: un banquete, por los signos de perfume y fiesta. Esta imagen tendría el escenario del templo, la casa del Señor. Dios está con el salmista para darle seguridad, amor y bondad que acompañen cada día. Dios hace todo en honor de su nombre. En Oriente es llamativa la hospitalidad que lleva incluso al anfitrión a defender al huésped de los posibles perseguidores. Hay abundancia y bienestar sentados en la mesa, con la copa rebosante y el perfume de la unción con óleo. Al que es huésped de Dios no le falta nada, lo mismo que a aquel que experimenta al Señor como su pastor.

Los motivos, por los que Dios actúa como pastor y anfitrión exquisito, son su amor y su bondad. La situación presente es de tranquilidad; pero el autor tiene la certeza de que se prolongará indefinidamente: “todos los días de mi vida” y “habitaré en la casa del Señor por años sin término”. Cantando las cualidades de Dios como pastor, le siente tan cerca que de pronto se dirige a Él y transforma el salmo en conversación con el Señor: “porque Tú vas conmigo” “tu vara y tu cayado me sosiegan”.

Es un lenguaje metafórico para expresar mejor el cuidado de Dios sobre su pueblo. Casi diríamos que es un relato testimonial de quien ha llegado a descubrir la verdadera paz, bajo la protección de Dios.

La Iglesia es el rebaño del Señor, de cuyo pastoreo encargó Cristo resucitado a Pedro. Es un salmo cristiano, podemos decir, por sus resonancias sacramentales y eucarísticas: unción, banquete, agua, copa… En el Evangelio que escucharemos después de la lectura de Pablo, (en la que nos dice que somos luz, antes éramos tinieblas pero ahora somos luz y nos invita a vivir como Hijos de la Luz), San Juan, al narrar la curación del ciego de nacimiento, nos da una catequesis sobre la fe. Tantas veces queremos ver cerrando los ojos a la Luz… si no admitimos nuestra ceguera Jesús no nos puede curar. La curación del ciego provoca en los fariseos (que estaban mal inclinados hacia Jesús) habladurías y procesos interrogatorios en lugar de alabanzas a Dios por esa maravilla realizada en uno de sus hermanos; al contrario le echan fuera de la sinagoga.

Este domingo estamos invitados a cantar y deleitarnos en Dios como nuestro Pastor, el que nos cuida y vela para que no nos falte nada. Estamos llamados a experimentar la cercanía de nuestro Señor que nos prepara un banquete exquisito junto a El.

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