JESÚS ANUNCIA POR TERCERA VEZ SU PASIÓN

17 Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino:
18 « Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte
19 y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará.
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo.
21 El le dijo: « ¿Qué quieres? » Dícele ella: « Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino. »
22 Replicó Jesús: « No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber? » Dícenle: « Sí, podemos. »
23 Díceles: « Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.
24 Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.
25 Mas Jesús los llamó y dijo: « Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder.
26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,
27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo;
28 de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos. » (Mt. 20, 17-28)

Cómo tendrían que estar los ánimos de Jesús para que por tercera vez, cogiera a los doce aparte y les hablara de lo que suponía para Él subir a Jerusalén, ser entregado en manos de los sumos sacerdotes y escribas que lo condenarían a muerte y lo entregarían a los gentiles, que se burlarían de Él, lo azotarían y crucificarían; pero el tercer día, resucitará… Más esto último está al final en el tiempo. Primero, ha de pasar por su Pasión y Muerte: “El cáliz que me ha dado mi Padre ¿no lo voy a beber?… Y aún así, cuando se acerca “la hora”, su cuerpo, muy humano, tiembla hasta pedir al Padre que “Si es posible, aparte de Él este cáliz tan amargo…” ¡Estas cosas embargaban el Espíritu de Jesús y quería compartirlas con sus amigos!…

Jesús sí que se lo había dado todo a ellos, pero a los pobres apóstoles todavía les quedaba mucho para dar su vida por el Maestro. ¡Les quedaba nada menos que recibir el Espíritu de Jesús para quedar convertidos en otros hombres!…

Mientras, como no quieren y no pueden entrar en los sentimientos de Jesús, vuelven a sus pasiones desordenadas de ambición y poder. ¡Y esto de la mano de la madre de sus dos discípulos predilectos: Santiago y Juan!... ¡Y a los demás se les despertó la indignación, porque envidian a sus compañeros!… ¡Todos igual de débiles y pecadores!…

Jesús siente gran lástima de ellos y en vez de regañarlos, los amonesta con su paciencia divina: ¡Él viene a servir y a dar su vida en rescate por muchos; y ellos, si quieren ser los primeros, tendrán que aprender de Él a ser servidores de sus hermanos y hasta esclavos de ellos!...

Estas enseñanzas tan vitales de Jesús no las olvidaron nunca y fueron capaces después de asemejarse a su Maestro, hasta dar la vida por Él y por todos los hombres... !Llegaron a ser verdaderos discípulos!...

Y nosotros… ¿Dónde nos situamos en este Evangelio?…: Nos parecemos mucho a los apóstoles, porque como ellos no queremos oír hablar de sufrimiento y pasión, aunque esto sea por Amor… Y nos entretenemos en nuestras bagatelas y pasatiempos, cuando no en nuestros apetitos, no santos…

Pero Jesús nos invita en este tiempo a subir a Jerusalén y seguirle allá… Con Jesús a nuestro lado, la ascensión, para purificarnos de nuestra escoria, no será, no digo yo fácil, pero sí atractiva y suave, porque Él nos lo ha asegurado: “Mi yugo es llevadero y mi carga ligera” y “Veníd a mí todos los que estáis cansados y agobiados"…

¡Queremos Jesús, en este tiempo de Cuaresma, dejar caer todo lo que nos pesa y estorba en el valle de las pobrezas de nuestra humanidad y subir contigo, siguiendo tus huellas, adonde se nos asegura tu fuerza y tu gracia abundante, porque con ellas llegaremos a gozar de la Luz de tu Rostro, ya sin ocaso ni sombra!: “Tras un breve padecer, el Dios de toda gracia nos restablecerá, nos afianzará, nos robustecerá, nos consolidará …” ¡A Él la gloria, por los siglos!”…

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