25 de MARZO - ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

SOLEMNIDAD

Is. 7, 10-14

10 Volvió Yahveh a hablar a Ajaz diciendo:

11 « Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo más alto. »

12 Dijo Ajaz: « No la pediré, no tentaré a Yahveh. »

13 Dijo Isaías: « Oíd, pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios?

14 Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.

(v. 10-13)  -   Toda la liturgia de este domingo se orienta al nacimiento del Salvador. Isaías nos presenta su profecía sobre el Emmanuel. Es un momento difícil para el reino de Judá. El impío rey Acaz rehúsa creer que Dios puede salvar la situación e Isaías le responde con un duro reproche para demostrarle que Dios puede hacer cosas mucho más grandes (v. 14) y en (v. 17), le anuncia que van a caer sobre el pueblo días peores que los del tiempo del cisma, aunque Jahvé es poderoso para realizar sus designios a pesar de la incredulidad.

(v. 14)       -   La señal que Acaz ha rehusado es el nacimiento de un hijo cuyo nombre Emmanuel = Dios con nosotros, es profético y anuncia que Dios protegerá y bendecirá a Judá.

                  1) Para algunos exégetas, estamujer joven” “ALMAH, doncella, era una joven que había entrado recientemente en el harén del rey que sería la madre de Ezequías.

                  2) Para otros, era un pasaje simbólico en que el profeta se refiere a su propia mujer y a su hijo(Is. 7, 3; 8, 1-14), según un procedimiento corriente entre los profetas.

                  -   Estos dos sentidos son los únicos que podían comprender sus auditores, pero a lo largo de la tradición este texto ha tenido nuevas lecturas.

                  -   LXX = Hablan de unaVirgen en lugar de una joven.

                  -   Mt. = 1, 23, es quien da por primera vez a este pasaje su dimensión completa: La Virgen permanecerá virgen incluso en su alumbramiento. Sigue por otra parte una opinión recibida de tradiciones judías.

                  -   Es el anuncio del mesianismo real (25, 7) (Mt. 4, 14) etc., en que Dios salvará por medio de un rey, sucesor de David.

Hb. 10, 5-10

5 Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo.

6 Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron.

7 Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!

8 Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley -

9 entonces - añade -: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer el segundo.

10 Y en virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo.

(v. 5-7)      -   He aquí las disposiciones que tenía el Hijo de Dios al entrar en el mundo. Hasta aquí nos ha hablado el autor de la sangre de Cristo, mas ahora se menciona también el cuerpo de Cristo como don sacrificial. El autor eligió el (Sal. 40, 7-9) porque hablaba del cuerpo. Esta palabra debía suscitar en los cristianos asociaciones eucarísticas, mas no hace aquí el autor mención del banquete del Señor y es que en la época del N.T. no se consideraba la eucaristía como una realidad aislada, sino como dice S. Pablo: se anuncia en el banquete del Señor “la muerte del Señor (I Cor. 11, 26). Es decir, se conmemora la virtud expiatoria y salvífica de la cruz de Cristo. Una finalidad semejante persigue la Carta a los Hebreos: desea convencer a los fieles de la virtud purificadora, santificadora y consumadora del sacrificio de Cristo. Lo hace como pastor de almas y teólogo, no al estilo de la conmemoración litúrgica.

(v. 8-10)    -   En este pasaje tenemos una prueba de Escritura que presenta la “oblación del Cuerpo de Cristo” como cumplimiento de una voluntad de Dios existente desde toda la eternidad: Dios no quiso los sacrificios prescritos por la Ley, sino que sólo tenía sus complacencias en la oblación que Cristo hizo de sí mismo. Esta postura con respecto al A.T. parece contradictoria: por un lado parece ser la Palabra de la Escritura como notificación divina de la voluntad de Dios y por otra no reconoce la carta los sacrificios (en el A.T. son mandato divino) como expresión de lo que Dios había realmente querido y perseguido. La crítica del culto que ocasionalmente expresara los profetas (Jr. 7, 21-23) no se entiende aquí como desestimación o condenación de la institución sacrificial levítica. Hay en el A.T. como dos ordenaciones: la primera y la segunda tienda. Jesús con su encarnación suprimió el primer tabernáculo con sus ritos terrestres y carnales y puso en su lugar la segunda tienda , nueva y celestial en la que El ofrece su cuerpo preparado directamente por Dios. De un golpe vemos aquí la encarnación y la pasión, pesebre y cruz. Toda la vida de Jesús fue un único ofertorio a través de un tabernáculo mayor y más perfecto que conduce al lugar santísimo de Dios “aquí estoy para cumplir tu voluntad”.

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