DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO

CICLO B

- LA PROVIDENCIA DIVINA -

PRIMERA LECTURA II RE. 4, 42-44


42 Vino un hombre de Baal Salisa y llevó al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco en espiga; y dijo Eliseo: « Dáselo a la gente para que coman. »
43 Su servidor dijo: « ¿Cómo voy a dar esto a cien hombres? » El dijo: « Daselo a la gente para que coman, porque así dice Yahveh: Comerán y sobrará. »
44 Se lo dio, comieron y dejaron de sobra, según la palabra de Yahveh.

- El A.T. nos narra el milagro de la multiplicación de 20 panes de cebada que abastece a 100 personas. Milagro obrado por Eliseo unos 8 siglos antes del realizado por Jesús en Galilea ante una gran multitud (Jn. 6, 1-15) (Mt. 14, 13s.) con cinco panes de provisión tan solo.


- El tema central de este día es la providencia de Dios que satisface todas las necesidades del hombre. Tanto en el milagro de Eliseo como en el de Jesús quedan las sobras “y dejaron de sobra” (v. 44); “y sobraron doce canastos de fragmentos” (Jn. 6, 13) para demostrar que Dios no es avaro en proveer a las necesidades de sus criaturas: “abres tu mano y sacias de favores a todo viviente” (Sal. 145, 16). No se operaron los dos milagros de la nada, sino a base de escasísimas provisiones. Dios puede hacer todo de la nada, pero frente a su criatura libre, normalmente no obra sino con su concurso. El hombre por sí mismo puede hacer poco, pero Dios lo quiere y hasta lo exige como condición previa a su intervención. Cuando el hombre hace lo que está de su parte, Dios -siempre misericordioso y omnipotente-, no deja de intervenir haciendo fructificar sus obras buenas.

- Si el milagro de Eliseo es figura de la multiplicación de los panes realizada por Cristo, ésta es preparación y figura de un milagro mucho más estrepitoso, el eucarístico. No casualmente la descripción de los gestos del Señor (Jn. 6, 11) anticipa casi a la letra los gestos y palabras de la institución de la Eucaristía. Después de proveer al hombre de los cuerpos, provee de modo divino e inefable a la de los espíritus.

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