DOMINGO I DE ADVIENTO

CICLO C

Primera Lectura: Jr. 33, 14-16

14 Mirad que días vienen - oráculo de Yahveh - en que confirmaré la buena palabra que dije a la casa de Israel y a la casa de Judá.

15 En aquellos días y en aquella sazón haré brotar para David un Germen justo, y practicará el derecho y la justicia en la tierra.

16 En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén vivirá en seguro. Y así se la llamará: « Yahveh, justicia nuestra. »

                      

-   He aquí una de las principales profecías mesiánicas. Este pasaje no es de Jeremías. Describe las instituciones del pueblo mesiánico en la misma forma que (Za. 4, 1-14; 6, 13).

(v. 14)       -   En el tiempo de la salvación, los poderes reales y sacerdotales estarán unidos: el poder

                     espiritual y el poder temporal.                

(v. 15)       -   Esta “buena palabra es la promesa de un “Germen Justo (Jr. 23, 5-6) (Is. 4, 2) para las dos casas desmembradas ahora de Judá e Israel, que entonces quedarán trabadas por esta raíz (a menudo en la Bíblia se habla de árbol o raíz para designar a un hombre) “Germen es el título mesiánico (Za. 6, 12; 3, 8) llegará a ser nombre propio.

(v. 16)       -   “Justicia nuestra es nombre simbólico dado al Mesías (Is. 1, 26) y contrasta con el de Sedecías que significa “Jahvé es mi justicia. Estos vv. 15-16 son continuación de 23, 4-6, pero el final exalta a Jerusalén mientras que en estos otros habla de Judá e Israel.

-   El nombre de Jerusalén, será nuevo: “Jahvé justicia nuestra es una participación de la justicia de Dios en la que se manifiesta su santidad (Is. 1, 26) (Is. 5, 16). JAHVEH-SAM = “Jahvé está allí en hebreo, cuya asonancia recuerda tal vez la de JERUSALEN (Ez. 48, 35).

I Tes. 3, 12 - 4, 2

 

12 En cuanto a vosotros, que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros,

13 para que se consoliden vuestros corazones con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos.

4, 1 Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más.

2 Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús.

(v. 12)       -   Si la fe de los tesalonicenses se muestra aún deficiente (3, 10) ocurre sobre todo, en el amor, que nunca puede llegar a su plenitud, pues sólo llega aquí cuando rebosa: es un desbordarse sin medida. El amor encierra progresión. En primer lugar es “amor fraterno (4, 9); convierte a la comunidad en hermanos (I Pe. 3, 8; 5, 9). El amor fraterno es “amor mutuo , un dar y un recibir; engendra comunión y unidad. Cuando este amor alcanza su plenitud, se desborda y surge el “amor a todos, surge así la verdadera “caridad (II Pe. 1, 7), que puede transformarse en amor al enemigo, porque es capaz de amar cuando no recibe amor a cambio (I Pe. 2, 17) (5, 15).

-   La escuela de este amor es la “comunidad cristiana de hermanos donde se aprende el amor fraterno y el amor a todos. Pablo quiere quedar también incluido: el amor ha de unir a los más altos dignatarios con los fieles, es el principio rector de la dirección eclesial y de la cura de almas: servicio y manifestación de amor.

(v. 13)       -   En su Parusía el Señor reunirá a los suyos y los salvará del castigo eterno (1, 10). Los ángeles santos reunirán a los elegidos (II Tes. 1, 7; Mc. 13, 27). Con el amor podremos tener fuerzas y robustecernos para presentarnos solos ante el justo Juez (5, 23s.; 3, 12).

(4, 1-2)      -   Comienza ahora en este capítulo cuarto la segunda parte o parte doctrinal, mas no es una mera instrucción moral de Pablo: da consignas y directrices para la vida cristiana en la comunidad y fuera de ella.

-   Cuando un apóstol exhorta, el Señor está tras él. El Señor exhorta por medio de él: “Tiene el Espíritu de Dios (I Cor. 7, 40) y está seguro de su enseñanza (Rm. 14, 14), de cuál es la voluntad de Dios (II Tes. 3, 6; I Cor. 1, 10). Sus disposiciones por tanto obligan en conciencia y piden obediencia, son “en el Señor Jesús. Estas instrucciones del apóstol y de los demás han pasado a ser tradiciones en la Iglesia.

-   ¿Qué es lo que está bien y es justo? En la vida y en la conciencia de fe de la Iglesia, en su tradición, ha expuesto y fijado el Esp. Santo la voluntad de Dios, quien sigue esas tradiciones obedece al Señor mismo.

-   Todo el quehacer moral para Pablo se reduce a: “agradar a Dios porque El escudriña los corazones. Es buscar con amor la faz de Dios en todo lo que se hace. Obedecer con fidelidad y sin cesar porque se mira al fin.

-   Pablo se corrige a sí mismo: “ya os portáis así, seguid progresando porque el esfuerzo por agradar a Dios no conoce medida.

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