DOMINGO XXX (T. Ordinario)

CICLO B

- DIOS CURA Y SALVA POR LA FE -

Jr. 31, 7-9

7 Pues así dice Yahveh: Dad hurras por Jacob con alegría, y gritos por la capital de las naciones; hacedlo oír, alabad y decid: « ¡Ha salvado Yahveh a su pueblo, al Resto de Israel! »

8 Mirad que yo los traigo del país del norte, y los recojo de los confines de la tierra. Entre ellos, el ciego y el cojo, la preñada y la parida a una. Gran asamblea vuelve acá.

9 Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo, los llevo a arroyos de agua por camino llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel un padre, y Efraím es mi primogénito.

                  -   El pueblo de Israel desterrado y disperso entiende la salvación en términos de retorno a la patria. Como un nuevo éxodo y marcha por un desierto transformado. El que lo anuncia canta gozoso la salvación que, antes de recorrer el desierto, ya ha tenido lugar en la esperanza. Jahvé se revela como Padre y Salvador (Is. 40, 3).

(v. 8)         -   Esta salvación, ya presente, se expresa con los gritos, los hurras, la alegría y la alabanza con:Jahvé ha salvado a su pueblo, al Resto de Israel. Y entre ellos llegan los pobres y los débiles: el ciego, el cojo, la preñada y la parida, los que son signo de la mano poderosa de Dios que actúa cuidándolos y devolviéndolos a Sion.

(v. 9)         -Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo. Texto sorprendente cuya tentación de corregir según el (Sal. 126, 5-6), ya tuvieron las versiones griegas. Pero sin duda se ha de entender de lágrimas de arrepentimiento y súplicas de perdón a Jahvé (Is. 40, 3) (II Cor. 6, 18).

Segunda Lectura: Hb. 5, 1-6

1 Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados;

2 y puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza.

3 Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo.

4 Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón.

5 De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy.

6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec.

(v. 1-5)      -   Se trata aquí de la actividad del sacerdote como sacrificador (Lv. 1; 4; 9) ligada a Aarón y no a Moisés, que será el tema de una larga exposición. El sacrificio, puesto que está en relación con el pecado, muestra al sacerdote solidario de los hombres en presencia de Dios. El sacerdote tiene una condición humana. Para representar a sus hombres, ha de ser uno de ellos y para compadecerse de sus miserias, debe haberlas compartido (2, 17-18; 4, 15).

(v. 5-6)      - En Jesús, esta condición humana decarne (Rm. 7, 5) queda bien probada, por su vida terrena y debilidad y sobre todo por su agonía y muerte. Su posición frente al pecado es bien sabida: no rehúsa su ayuda a ningún pecador que se dirija a El.

                  -   En el A.T. hay numerosas historias de vocación o llamamiento de Dios, pero ninguna habla de vocación al sacerdocio (Ex. 3; Is. 6; Jr. 1, 4-10). En Israel el sacerdote lo era por nacimiento, por descendencia de una familia y ni siquiera hay un llamamiento inmediato en Aarón (Ex. 28, 1). Pero en los profetas no es así, Dios les llamó de repente, donde y cuando le plugo. El autor de Hebreos no se fijó en estos profetas sino en la pálida figura de Aarón, porqueel Cristo fue investido de su ministerio celestial a la manera de los sacerdotes y no de los profetas. Lo heredó de Dios, que lo engendró como Hijo suyo (1, 4.5).

 

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