HACER LA VOLUNTAD DE DIOS, ES SER DE SUS INTIMOS

31 Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar. 

32 Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.» 

33 El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»

34 Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. 

35 Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» (Mc. 3, 31-35)

 

Jesús, está en una casa rodeado de mucha gente que le escucha entusiasmada. Y, es tanto el lleno que, su madre y parientes desean verle y estar con Él, pero no pueden. Así que, algunos le avisan a Jesús de su presencia y deseo. Y, Jesús revela en sus Palabras que, su verdadera familia no es la de la carne y la sangre sino la de los lazos que crea el desear cumplir en toda la voluntad de Dios. ¡Ésos, sí que son sus cercanos,sus íntimos!

Bien sabía Jesús que, su Madre, fue la criatura que mejor había cumplido la voluntad de Dios haciendo posible el plan de salvación que, Dios mismo había querido para los hombres. Ella, con su consentimiento,fue la perfecta colaboradora de Jesús. Pero, esto, está escondido aún para todos los que le escuchan y siguen.Por lo cual, María que, sabía todo esto, no se sintió menospreciada por las Palabras de su Hijo, sino más bien ensalzada porque, “Dios, había mirado, con complacencia, la humildad de su esclava”.

Las Palabras de Jesús, nosotros que, caminamos todavía entre la carne y el espíritu, nos parecen las de un hijo poco afecto a su Madre, tan santa. Pero, pensar así, es no haber experimentado totalmente de que,nosotros somos “hijos de Dios”, por la fe en Jesús; Y, “sus hermanos”, no por los lazos de la sangre, sino de la gracia que, quiere hacernos santos en el Santo de Dios. ¡Pidamos al Señor el caminar en el Espíritu y tener los mismos sentimientos de Jesús y no el sentir del mundo que, no entiende de estas cosas y por ello se escandaliza cuando leen, sin estar iniciados, las Palabras de Jesús!

Jesús mismo, nos ha dado ejemplo de lo que enseñaba, todavía siendo niño, cuando en el Templo se perdió por tres días y les dijo a sus padres: “¿por qué me buscabais, no sabíais que yo debía de estar en las cosas de mi Padre?”. ¡Es decir, en hacer su voluntad! Y, más tarde, les asegura a los que lo oyen: “quien no pospone a su padre y a su madre, a su hijo y a su hija, por mí y por el Evangelio, no es digno de mí”. No podemos poner la mano en el arado e ir mirando para atrás. Somos de Dios enteramente y en Él, nos debemos a nuestra familia de sangre. Si Él, nos ha creado por amor y nos sostiene en la existencia, sólo Él es capaz de llevar a término la santidad de nuestra vida y también la de los que nos han precedido, por los lazos de la carne... “¿Crees esto?”: “¡Sí Señor, yo creo que Tú eres mi Dios y a ti te amo, con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi ser!”. ¡Tú, eres poderoso y lo puedes todo! ¡Qué así se haga en nuestra vida! ¡Amén! ¡Amén!

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