EL DIA DEL JUICIO, LES SERÁ MÁS LLEVADERO A LOS PECADORES QUE A TI

20 Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: 

21 « ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo a que en sayal y ceniza se habrían convertido. 

22 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. 

23 Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. 

24 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.» (Mt. 11,20-24)

 

Recrimina aquí Jesús a estas ciudades de Galilea donde realizó tantos milagros: presenciaron y vieron, pero no creyeron, así, siguieron en su mala vida. Porque los milagros, tienen como fin no la admiración sino la conversión del corazón a una vida de gracia y santidad. Dios, es el Único que, puede hacerlos y no es tan difícil, si el corazón no está pervertido, ver al mismo Señor que, por amor al hombre, les regala estos dones que, superan nuestra naturaleza. Y, viéndolos que, son hechos que vienen no de nuestra tierra sino del cielo,sentirse muy pequeño y rendido ante Dios para adorar su bondad infinita. El milagro, despierta también el amor, la ternura y la gratitud porque, sin nada venimos al mundo, pero por su gracia nos iremos de él,cargados de dones y de regalos sobrenaturales.

Decía un santo que, “cuando conocí a Dios, no me quedó otro camino que amarle, no podía hacer otra cosa”.¡Qué bello testimonio de un corazón limpio y convertido a Dios para amar y dejarse amar por Él!

A Jesús le duele la dureza de corazón de estas ciudades tan amadas por Él, porque, si curó a tantos en ellas es porque las amaba. Y estas Palabras de Jesús tan doloridas y quejosas, nos están llamando a las puertas del corazón para decirnos: ¿y tú qué? Nosotros, por la fuerza de su Espíritu Santo, no hemos dejado de ver milagros y acción de Dios entre nosotros. Desde que recibimos y activamos la fe, vemos un mundo nuevo,en mí y en los que me rodean. Pues, ¿es pequeño el milagro de un hombre que, de pecador, se ha vuelto un santo? ¿Quién puede hacer estos cambios tan drásticos en nuestras vidas?: sólo el Espíritu Santo que, Jesúsha enviado sobre nuestra tierra, para que “todos los hombres sean santos, como Dios es Santo”. Dios, nos quiere hacer hijos en el Hijo, y nosotros, empeñados en ser siervos. Es que los hijos están en “Casa”, más los siervos no viven en la casa, están fuera. ¿Y, qué es “la Casa”? Pues el Hogar en el Cielo. Y, éste, no es otroque el Corazón del Padre que, arde en Amor y quiere abrazar todo el que toca, mejor, ¡lo que se deja “tocar”por Él!

Al contemplar estas maravillas ¿quién no desea participar en ellas? Pues sólo tiene que “dejarse hacer” por Aquel, cuya tarea es cambiar los corazones y entregarlos a Dios, limpios y convertidos en Amor. Que sólo tengan ya en su vida, “un ejercicio”: amar con el mismo Amor con el que ellos son amados....

¡Jesús, te suplicamos con las manos abiertas, para que Tú te derrames ya en nosotros y en todo el mundo que, no sabe que Tú eres lo único necesario y fuente de toda nuestra felicidad! ¡Y, esto no en un gozo pasajero, sino eterno! ¡Te lo pedimos Señor, por tu Amor, por tu Espíritu Santo! ¡Amén! ¡Amen!

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