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AL PRINCIPIO, DIOS LOS CREÓ HOMBRE Y MUJER

2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
3 El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?»
4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.»
5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto.
6 Pero desde el comienzo de la creación, En los hizo varón y hembra.
7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre,
8 y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.»
10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
11 El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla;
12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»(Mc. 10, 2-12)

Nos está hablando hoy Jesús de la dignidad del matrimonio, hoy que éste está tan devaluado y retorcido en su interpretación... ¿Qué no hará el hombre cuando quiere justificar su pecado en sus apetencias y gustos?... Jesús no es ambiguo en este tema tan importante para la salvación de los hombres...

Dios creó una pareja: el hombre y la mujer que “unidos formarían una sola carne”. Si Dios hubiera querido otra cosa de sus criaturas lo habría hecho libremente, porque es Dios y “todo lo que quiere lo hace, en el cielo y en la tierra”... Pero lo determinó así, al principio de la creación, y, además, el autor sagrado afirma: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”... ¿Cómo nos atrevemos a interpretar la Palabra de Dios según nuestras propias razones, cuando no justificando nuestro pecado?...
Y Jesús, en su vida, bendijo también el matrimonio asistiendo a una boda en Caná de Galilea. Allí hasta intercedió por los novios para que la celebración fuera alegre y cumplida…

Y en esta página del Evangelio de hoy, nos afirma, que cuando nos desviamos de esta enseñanza de Jesús es porque tenemos “el corazón endurecido”... ¿Y qué podemos ver y acertar en la voluntad de Dios cuando la dureza envuelve nuestras decisiones y deseos? Sólo un corazón blando y nuevo puede acertar en ver las cosas como Dios las ve: “El hombre y la mujer es la pareja que Dios ha querido desde toda la eternidad". Su unión en amor es el reflejo inmediato del Amor que reina en el Seno Trinitario, donde todo es entrega incondicional. Esta unión en Jesús, y sólo desde Él, es la que nos hace hijos de Dios: hijos en el Hijo... Pero todo esto es posible cuando ambos, hombre y mujer, se miran uno a otro en Dios, y no deslizan ni una sola mirada furtiva hacia sí mismos, buscando algún derecho que satisfaga sus deseos y apetencias, que, si no media el Espíritu Santo, serán siempre muy terrenos y sin pizca de gracia y amor divinos...

Esta pareja la creó Dios para vivir en la tierra, pero mirando continuamente al cielo, pues también Jesús dijo que esta unión matrimonial no existirá en el cielo, pues allí “todos serán como ángeles de Dios”, que sólo alabarán y bendecirán con una sola voz, ininterrumpida, la santidad de Dios… Y no sabrán de otra cosa que darle gracias y alabarle porque es Dios y “es eterna su misericordia” en todo lo que ha hecho por el hombre y en vistas a salvarle y poder gozarle como hijo adoptivo en el cielo...

¡Señor, danos tu luz divina y tu fuerza, para que en todo podamos agradarte, pues Tú, eres para nosotros Don inexpresable y pura entrega!... ¡Gracias Jesús!...

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