DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO

CICLO A

- PERFECCION DE LA LEY EN JESUCRISTO -

Eclo. 15, 15-20

15 Si tú quieres, guardarás los mandamientos,

para permanecer fiel a su beneplácito.

16 El te ha puesto delante fuego y agua,

a donde quieras puedes llevar tu mano.

17 Ante los hombres la vida está y la muerte,

lo que prefiera cada cual, se le dará.

18 Que grande es la sabiduría del Señor,

fuerte es su poder, todo lo ve.

19 Sus ojos están sobre los que le temen,

él conoce todas las obras del hombre.

20 A nadie ha mandado ser impío,

a nadie ha dado licencia de pecar.

(v. 15-17) -  La fidelidad a la Ley de Dios es uno de los temas centrales del Antiguo Testamento. Aquí subraya el autor la responsabilidad del hombre frente a su deber. El que se ajusta a la ley divina tendrá vida y el que le vuelve las espaldas caerá en la muerte. Al ser el hombre libre, si elige el mal en vez del bien, sólo a él se le imputa esta desviación:Dios a nadie manda ser impío (v. 20): (Dt. 11, 26-28) (Dt. 30, 15-20) (Jr. 21, 8).

(v. 18-20) -  El Señor tiene presentes, por su sabiduría, todas nuestras acciones e intenciones más secretas (Sal. 33, 12-18).

                  -  Este amor a la luz y su fidelidad, constituía la justicia y la santidad del pueblo de Israel. Toda la ley tenía como fundamento la revelación de Dios a Moisés y a los profetas y es una constante investigación (así lo hace el autor de este libro sapiencial), iluminación y confrontación de la misma con las experiencias humanas. Pero falta todavía la revelación suprema de la Ley que es el Amor en Jesucristo, donde se dan cita en el Nuevo Testamento la verdadera justicia y santidad de Dios.

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