HISTORIADORA

Transmitir historia es una misión muy importante, porque es transmitir vida: la vida que se da en un momento determinado, con circunstancias, culturas y coyunturas concretas que hacen que las cosas hayan sido como fueron. Siempre oí y luego dije que “la historia no hay que sacarla de su contexto” porque la deformas y eres, a lo menos, injusto.

 

Pero hay algo que hace de hilo conductor en toda historia y en todo momento: que el hombre vive con lo que es y tiene, buscando un Horizonte real que le arde en el corazón y que trata de lograr lo mejor que sabe y puede, sorteando o incluyendo su “sitz im Leben” (esta expresión me resulta onomatopéyica, se la oímos muchas veces a nuestro querido P. Luis López de las Heras O.P., inmejorable biblista, sabio en todas las materias y humilde cómo el que más). Sitz im Leben: lo que rodea a cada hecho, la circunstancia de todo tipo.  Es cierto también que la historia concreta la mueve y acompaña la Providencia, sí, Aquel que nos creó por puro Amor, no deja de acompañarnos y  hacer “confluir todo para el bien de los que ama”; por eso no podemos obviar este detalle que realmente enlaza y orienta todo y absolutamente todo a ese Horizonte que quema al hombre de toda época.

En la Historia inmóvil de este Monasterio, el querido José Antonio Casillas, creo que ha tenido esta percepción o visión; el título lo deja entrever juntando los términos: historia e inmóvil, aparentemente irreconciliables pero totalmente confluyentes; él, que con absoluta generosidad se ha adentrado y buceado entre los papeles y el espíritu vivo de esta comunidad, ha sabido reflejar muy acertadamente, la vida que perdura a lo largo de los siglos animada por el ámbito sobrenatural y la fe ejercida día a día; es capaz de hacernos llegar estos datos históricos con la frescura que las monjas actuales reconocemos vitales transmitidos de generación en generación: nuestras venerables y sus aventuras que las llevaron a santificarse; el talante comunitario y dominicano; los trámites legales con donaciones y pleitos como la “cañada negrita”; las fiestas de la Corte, la música coral y el recreo… sin dejar atrás el principio: la fundación en Cifuentes y el traslado por el Duque, etc. etc. Toda esta realidad lleva vida como cimiento de la nueva vida. Quiero resaltar que, además de nosotras, muchas personas nos han dicho que la iglesia de san Blas tiene como un sentido de paz y calor espiritual, corroborando que también los lugares quedan impregnados por el espíritu que en ellos ha habido; no es baladí la oración que aquí ha tenido lugar. 

Por todo esto y la mirada generosa de nuestro Dios, hoy continúa la historia en marcha; hoy, al momento de poner en funcionamiento esta página Web, no hacemos sino empalmar con la historia inmóvil que se hace VIDA en este Monasterio. Quiera el Señor que todo sirva para que, tanto por el estudio, la curiosidad o la afinidad, todo el que lea alguna de estas páginas sea contagiado del Espíritu divino que lo anima y sirva de eslabón para alcanzar la Plenitud que lo abarca todo en el TODO.

Sor Inés Carmen O.P.

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