HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DEL SALMO RESPONSORIAL

SALMO RESPONSORIAL

Día 12 de marzo, domingo II de Cuaresma, ciclo A

Salmo 32, 4-5. 18-19.20 y 22

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

La palabra del Señor es sincera y todas sus acciones son leales;

Él ama la justicia y el derecho y su misericordia llena la tierra.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan su misericordia,

Para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor, Él es nuestro auxilio y escudo.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Hemos escuchado en la primera lectura del libro del Génesis, que es corta pero muy intensa, la llamada de Dios a Abraham y su respuesta, con una promesa de bendición por parte del Señor. Respondemos con este himno, del que el primer versículo que cantamos, es el que ensalza la Palabra del Señor, que es sincera, veraz… y todo lo que realiza es leal, movido por su Amor, por su Misericordia. Abraham, llamado a salir de su tierra, sigue esta llamada, fiado en la promesa de que se le dará otra tierra en la que será bendecido con numerosa descendencia. Aquí está el origen de Israel que reconoce en Abraham, el creyente fiel, a su padre en la fe.

El salmo 32 es un salmo bastante largo, por lo que cantaremos sólo unos pocos versículos. Es un canto a la palabra creadora de Dios, que ha hecho cuanto existe, y a sus designios humanos por los que conduce a su pueblo por caminos de vida y salvación.

Ya dijimos que los salmos son poesías; el autor usa contrastes y semejanzas, recurso literario para afirmar el señorío de Dios; pero como no cantamos todo, esta parte se omite.

Este salmo tiene forma de himno. Si lo cantáramos entero, veríamos al comienzo, como es característico de todos los himnos, una invitación a la alabanza dirigida a los justos, que es todo el pueblo con sentimientos religiosos. En la 2ª parte aparecen los motivos de alabanza a Dios: por su palabra creadora, por sus designios sobre la historia humana, para ayudarnos a percibirlos nombra actos concretos que se omiten en la liturgia de este domingo, pero que puedes leerlos en la Biblia y disfrutar orando con ellos. Y finalmente, 3ª parte, pide una actitud de reconocimiento orante a toda la tierra. Canta la aplicación concreta del gobierno liberador de Dios en beneficio de los que entonan este himno, les lleva a la confianza en Dios que vela y conduce. De esta parte cantamos los versículos finales. Nada escapa a sus ojos para poder manifestar su santidad y amor, proclamando gozosamente la confianza en Dios.

¡Qué bello! Dios mira a los que esperan en su misericordia para reanimarlos, si lo necesitan, porque no olvida su elección por nosotros desde siempre. La bendición que hizo a Abraham queda materializada, podíamos decir, en el Evangelio de la Transfiguración. Nos dice el texto evangélico que 6 días después (de que Pedro confesara a Jesús como Mesías y Jesús le anunciara su Pasión, muerte y Resurrección que dejó a sus discípulos desconcertados), llama a tres de ellos, se les lleva a parte y se transfiguró delante de ellos, le vieron acompañado por Elías y Moisés, que representan el profetismo y la Ley; dos testigos que han sufrido incomprensión y persecución por parte de los suyo, por mantenerse fieles a Dios, predicen lo que le sucederá al Mesías. Esa bendición de la que somos herederos, será una transformación a semejanza de Jesús en un cuerpo glorioso como el Suyo. Nos preanuncia el misterio de la gloria celestial que se ha cumplido en el misterio pascual de Jesucristo; porque “Dios dispuso darnos su gracia por medio de Jesucristo”, proclama la 2ª lectura. Y Dios Padre deja oír su ruego: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco, escuchadle”.

La alianza hecha a Abraham se cumple en Jesús, el Mesías, y la gozamos todos los creyentes que desde siglos cantamos alegres y confiados: “que tu misericordia, Señor venga sobre nosotros como lo esperamos de ti”. La finalidad de toda la vida espiritual, de la cuaresma, es participar de la Gloria de Cristo, con El siempre dócil a la voluntad del Padre. Dios no engaña, nos promete felicidad, nos la dará. Cristo lo ha conseguido para nosotros; acudamos a Él. Buen domingo.

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