HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DEL SALMO RESPONSORIAL

Hoy vive de Cristo de la mano de sor Mª Jesús con el Salmo Responsorial

SALMO RESPONSORIAL

Día 20 de Noviembre, domingo XXXIV del Tiempo Ordinario, ciclo C

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO - SOLEMNIDAD

Salmo 121, 1-2, 3-4a, 4b-5

Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:” vamos a la casa del Señor”!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor.
En ella están los tribunales de justicia en el palacio de David.

En la primera lectura hemos escuchado el pasaje de la elección de David como Rey y Jefe de Israel. David es el prototipo del Mesías que será el verdadero y único Rey. De David dice la Escritura que era un rey con el corazón según Dios. El salmo 121, salmo de peregrinación o gradual, es muy oportuno respondiendo a esta lectura que elogia a Jerusalén, la ciudad de David, en tonos festivos rebosa alegría. Es un Himno de alabanza a la ciudad santa cuya mayor gloria es la presencia del templo, el santuario de Yahveh. Ciertamente David prefigura al Mesías-Rey, pero como veremos en el Evangelio el Reino de Cristo no es de este mundo, y choca este pasaje de la Pasión donde las glorias que recibe el Rey de los judíos son burlas de la gente, de los soldados, del bandido… Un Rey en la Cruz.
Jerusalén es uno de los temas predilectos del salmista, bien por su historia gloriosa o por lo que simboliza; por lo que es actualmente, o por lo que habrá de suceder en ella, ya que era objeto de diversas profecías. Muchos salmos cantan a Jerusalén, ciudad santa, y a Sión, el monte donde se asienta. Cuando vienen a visitarla en peregrinación, desde lejos, y también los que tienen allí su residencia, han cantado salmos a su ciudad entusiasmados por lo que representa para ellos y por lo que hay en ella.

Este salmo es todo entero un elogio a la ciudad por lo que es, ciudad compacta, centro de religiosidad y sede de justicia, y por lo que simboliza para el pueblo. Tiene un esquema de peregrinación hacia Jerusalén, capital y corazón del pueblo. Los que viven lejos necesitan mantener el contacto con visitas periódicas, peregrinaciones anuales, festejos importantes en fechas clave. Ningún fiel de Yahveh puede privarse de su vista, y si está lejos se une en la nostalgia. Todas estas tensiones emotivas las recoge el poeta autor y las hace el lenguaje de su canto.

Hay tres momentos en el salmo, nosotros cantaremos sólo dos de ellos. El primero es la alegría que da el anuncio de la peregrinación, unida a la emoción de haber estado en ella otras veces. Esta parte narrativa y exclamativa reproduce la emoción del peregrino al serle anunciada la visita a “la casa del Señor”; y la nostalgia que perdura después de haber visto y estado en la ciudad. El segundo momento elogia la ciudad y sus instituciones; y sigue, el tercero, con el saludo con bendiciones a Jerusalén y a todo el pueblo con deseos de paz. El nombre de Jerusalén se traduce por ciudad de paz. Esta parte se omite. Con sólo dos toques, el autor expresa el gozo que produce el recuerdo de la ciudad santa.

En la segunda lectura de la carta de San Pablo a los colosenses, escuchamos el Himno Cristológico. Jesucristo es cantado con unos títulos preciosos que nos hará bien orar: Es el Primogénito de todos, es Cabeza de la Iglesia, por esto la Iglesia es santa. Cuando vamos cada domingo a la Eucaristía, cuando entramos en un templo, deberíamos ir cantando como los peregrinos con el salmo 121, porque ciertamente allí está Jesús, esperándonos: El Primogénito de toda criatura que vemos en el Evangelio despreciado por todos, hecho irrisión, fracasado aparentemente… pero verdaderamente es “Hijo de Dios”, y vamos a su encuentro porque nos espera.

Hoy termina el año de la Misericordia, el distintivo del Reino de Dios inaugurado entre nosotros por Cristo, es el Amor, la Misericordia. Que hoy, cuando miremos la Cruz, no sólo sea una mirada, sino un reconocimiento agradecido de que el Traspasado en la Cruz es Señor, mi Señor, y ahí mana la misericordia, el perdón hacía mí, y surge una oración deseosa de recibir el baño de misericordia que sale de su Costado, y que se difunda a toda la Iglesia y a toda la humanidad. Que nadie quede privado del baño misericordioso de la Sangre de Cristo. Jesús reina en tu corazón perdonándote todo, limpiando todo, sanando todo. Para que estéis a gusto los dos: “hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Cuando estamos muy a gusto con alguien, nos parece que estamos en el paraíso. Eso es lo que hoy Jesús te dice, quiere que estés con El en el Paraíso. Donde Él está, está su reino. Cristo es Rey tuyo y de todo el Universo. Jesucristo sigue el plan misterioso de Dios que incluye no defenderse de las falsas acusaciones, de las burlas…Este es su modo de ser Rey. Un Rey que confía en la Voluntad de Dios. No ha faltado en nada, pero paga por todos.

El domingo, día del Señor, es prefiguración del Reino futuro hacia el que la humanidad se encamina. Hay muchos signos que nos recuerdan que nuestro gozo es vivir los valores del Reino de Dios como son la reunión fraterna, los cantos de alabanza, victoria y esperanza. El banquete eucarístico, la jornada de descanso, el horario diferente, la reunión familiar, con los hermanos en la fe… podemos añadir otros elementos festivos que nos preanuncian la fiesta sin fin, el descanso eterno, el banquete escatológico anunciado en la presencia de Dios continua. El año litúrgico es la celebración extendida a lo largo del año de la historia de la Salvación que todavía se sigue realizando, no ha llegado a su plenitud y tiene a Cristo como Alfa (la inició) y como Omega (la concluirá), es el principio y el fin de todo.

El próximo domingo iniciaremos el Adviento, un tiempo fuerte en el que el Señor tiene una palabra de aliento y esperanza nueva para cada uno, y quiere avivar nuestra fe, nuestro amor. Es muy importante en este tiempo acudir a la Palabra de Dios, leer los textos, orarlos, dejar que el Espíritu Santo nos explique las Escrituras, cambie nuestros corazones. Mejor que cualquier comentario es leer una, dos, tres veces… y hacer nuestros los textos, hacer vida en nosotros la Palabra de Dios. Quiere nacer en ti, hacerse vida tuya.

De momento no habrá comentario a los salmos. Cada semana el mejor alimento será el texto. Junto con la oración. Feliz Adviento.

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