HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DEL SALMO RESPONSORIAL

Hoy vive de Cristo de la mano de sor MªJesús con el Salmo Resposorial. ¡Feliz día!

SALMO RESPONSORIAL

Día 13 de Noviembre, domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, ciclo C
Salmo 97 (98) 5-6, 7-8. 9

El Señor llega para regir la tierra con justicia

Tocad la cítara para el Señor, suenen los instrumentos;
Con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan;
Aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud.

Por su lenguaje y por el tono de este salmo viene clasificado con el grupo de los salmos que celebran el reino de Yahveh. Son salmos que eran usados por Israel en el culto celebrativo de la entronización de Yahveh como Rey. La Iglesia ha puesto este salmo como respuesta a la primera lectura en este tiempo que precede al Adviento, que es el inicio del año litúrgico, en el que avivamos el deseo de la llegada gloriosa de Cristo, cuando venga a ser Señor y Rey de todo el Universo. Es, por tanto, muy apropiado, porque nos presenta el panorama de toda la naturaleza festejando esta llegada y todos nosotros gozando con ella, de que se inicie el Reino de Dios en todos los corazones y en todo el orbe. Además esta lectura de la profecía de Malaquías, que es el último libro del Antiguo Testamento, está al final del libro, por lo tanto también este detalle nos habla de algo que termina, el año litúrgico, y abre a la esperanza, a lo nuevo que vendrá detrás.

La lectura narra una panorámica grave y amenazadora, pero en medio surge la esperanza para los que temen al Señor, una promesa de luz y gozo. Dios no permanece indiferente ante la opresión de los débiles por parte de los poderosos, esta lectura es un canto al amor de Dios; y habla también, de la llegada del día del Señor, como un juicio sobre el mundo y sobre cada hombre. Dios lo que destruirá definitivamente será el mal, todo lo que despoja al ser humano de su dignidad de hijo de Dios, imagen suya. Habrá, por tanto, un juicio principalmente de salvación: este es el Reinado de Dios que esperamos con la venida definitiva de Cristo glorioso, Rey y Señor del Universo.

Este salmo ya está comentado en el domingo XXVIII, hace unas semanas, pero hoy no se repite ningún versículo de los cantados ese domingo. Cantamos, pues, un Himno de alabanza y reconocimiento a Dios, Rey del universo. Todo le está sometido porque todo es suyo. Es el creador de todo y de todos. En este canto reconocemos que Dios hace maravillas, porque tiene en cuenta su misericordia y su fidelidad, principales atributos de Dios que cantan tantos salmos, y por esto obra a favor de su pueblo, aunque es Dios de todas las naciones, y de toda la creación. Queda esto patente en el último versículo que cantamos.

Este salmo, por tanto, es un himno de alabanza y gratitud, a la inauguración del orden justo, que comienza con la entrada de Yahveh como Rey del Universo. Todo el salmo tiene un trasfondo profético: la visión del reinado universal y exclusivo de Dios. Tiene un aire semejante a las visiones de los profetas. El acontecimiento del futuro escatológico está ya para suceder y es cantado con entusiasmo. Parece que Dios está en el umbral de la puerta que ya se abre. El autor del salmo, expresa en movimiento la manifestación triunfal de Dios, y la emoción que por este motivo llena todo el mundo; en estos versículos vemos cómo aparece la naturaleza en plena fiesta, acompañando los instrumentos de los cantores de estas alabanzas a Dios Rey. Refleja el movimiento de la venida triunfal de Dios, y la emoción o emociones que con este motivo embargan al mundo. Toda la tierra es llamada a celebrar al Dios del Universo. Y el autor habla en nombre de este universo que prorrumpe en cantos y aclamaciones a Dios como Rey.

Todo el salmo puede haber sido compuesto para alguna fiesta litúrgica o de entronización de un rey, pero el salmista pone cualidades humanas a todos los elementos de la naturaleza para que se añadan a la fiesta: Son llamados los mares, los ríos, los montes… y con sentimientos humanos expresan la emoción y celebran a Dios como Rey de toda la Tierra; lo mismo la parte humana que la naturaleza se expresan con idénticas experiencias delante de la santidad salvadora de Dios. Pero sobre todo nos impulsa a reconocer las obras de Dios en nosotros, en los demás, en la naturaleza y a agradecerlo.

En la segunda lectura, vemos el mismo tema de trasfondo, porque la comunidad de los tesalonicenses estaba alborotada con algunos que aseguraban que era inminente la definitiva venida del Señor, y por eso, no merecía la pena hacer gran cosa… Pablo les da unas buenas pautas para vivir mientras esperan anhelantes la venida definitiva del Señor.

También en el Evangelio el tema es escatológico mientras se maravillan por las piedras del templo, Jesús quiere que estemos vigilantes, y sobre todo que perseveremos en amor a Él y en el deseo y espera de su venida. La belleza de los templos, su magnificencia, es por la presencia real dentro de ellos de Jesús, el Señor, que cuando venga definitivamente a reinar, sobrarán todos los templos, toda la belleza se eclipsará ante la Suya. “Habrá día en que no quedará piedra sobre piedra”. Pero Jesús nos alerta: “Que nadie os engañe. Muchos vendrán diciendo “yo soy”, no los sigáis” porque ya está dicho. Dios se presentó a Moisés como “soy el que soy” y Jesús en el huerto de los Olivos también dice “Yo soy”. Siempre habrá dificultades, estamos en el tiempo del testimonio y del conflicto, pero no temáis, se os darán palabras oportunas y con nuestra perseverancia salvaremos nuestras almas; esto nos hace acudir a la fidelidad del Señor, nunca nos faltará su ayuda.

Cada semana el salmo nos invita a perseverar alabando, cantando a Dios, reconociendo sus obras entre nosotros que son maravillosas. Es muy oportuno cantar con él, que pide que Dios reine definitivamente, y celebrar que este reinado es universal. Habrá un final personal y uno total, pero no con miedo, sino que esto nos aliente a vivir mejor el presente y a confiar más en el amor de Dios. La Eucaristía es el sacramento que nos acompaña en el camino, en este tiempo de espera y nos fortalece. Es el VIATICO, que impresiona nombrar, pero todos vamos de camino. Feliz andadura que nos acerca a El.

Imprimir Correo electrónico

ImagenCookies

Hola! ¡Bienvenido a la página web del monasterio de san Blas! Nos encanta verte por aquí y esperamos que este sitio sea un lugar donde puedas encontrarte con Jesucristo Resucitado. Tan sólo queremos pedirte un favor: para mejorar la página y facilitar tu navegación por ella necesitamos que aceptes nuestras cookies. ¡Muchas gracias y oramos por ti!