HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DEL SALMO RESPONSORIAL

Hoy vie de Cristo de la mano de sor Mª Jesús con la sección: salmo responsorial. ¡Feliz día!

SALMO RESPONSORIAL

Día 6 de noviembre, domingo XXXII del Tiempo Ordinario, ciclo C
Salmo 16, 1. 5-6. 8b y 15

Al despertar me saciaré de ti semblante, Señor.

Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores;
Presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco, porque Tú me respondes; Dios mío, inclina el oído y escucha mis palabras.
A la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante.

Con este salmo de súplica individual, respondemos a la primera lectura del II libro de los Macabeos y nos preparamos para acoger las otras dos. El pasaje nos presenta la fe inquebrantable de los 7 hermanos martirizados por amor a la Ley. Están sostenidos por la fe en Dios que les lleva a la firme persuasión de que no quedarán sin recompensa, y que al terminar esta vida no van a la nada sino que entrarán en la eternidad de Dios. Creen que morir por la Ley garantiza la vida futura en la que creen.

Los dos primeros versos con la invocación y petición de ayuda, ya apuntan los motivos que aparecerán en todo el salmo: El orante espera ser escuchado por la justicia de Dios, Dios es justo, y por su inocencia, en sus labios no hay engaño. Al lado de ésta, de la justicia de Dios, brillará la inocencia del autor, que la proclama incluso a la luz de un minucioso examen interior, sin temer ni la visita inesperada… pero no es por su virtud, como si fuera un alegato fanfarrón, sino que su inocencia se debe a que se deja guiar por la Palabra revelada que es la que le conduce por sendas opuestas a las del impío. La certeza de ir por las sendas que Dios traza, es lo que le da la seguridad de su destino y lo manifiesta inocente. Una inocencia que se mide por contraste con la conducta del impío. Todo lo que le separa del hombre violento le acerca a Dios.

En el versículo 6 vuelve a invocar a Dios y a pedir al Dios defensor su ayuda. Con dos símiles de los cuales sólo cantamos uno, expresa la presteza del que guarda, Dios, y la fragilidad del guardado, el orante; son los ejemplos tan gráficos y tan tiernos, como guardar como a la niña de los ojos o poner al cobijo de las alas, así espera mover más a Dios a que le libre. La petición central es hacer intervenir a Dios para ejercitar la justicia a su favor y librarle de los enemigos agresores. Parece que el único anhelo del autor es gozar de la compañía divina.

Aunque el último verso, que cantamos como respuesta, apunta a la resurrección, ya que el autor muestra su esperanza de poder vivir eternamente, durante todo el salmo, no es clara la alusión a ella. Pero viene muy oportuna en este domingo en que todas las lecturas nos llevan a ello, incluso todo el mes de noviembre, que es el mes de los difuntos inaugurado con la solemnidad de Todos los santos, que precisamente son los que nos han precedido y están vivos por toda la eternidad.

La vida no es para disfrutar de bienes materiales como piden y desean los impíos, sino que está en gozar de la divina compañía o sea, de la amistad con Dios que da a los bienes de este mundo dimensiones diferentes y no se interponen entre Dios y el justo, sino que son don suyo.

San Pablo insiste en que tengamos esperanza y confianza en Dios; y en el Evangelio Jesús tiene una controversia con los saduceos que niegan la resurrección de los muertos, y con su casuística tan llamativa quieren poner en ridículo a Jesús. Pero Jesús toma ocasión para decir que Dios lo es de vivos y no de muertos. Seguramente rezaría el salmo de hoy en sus coloquios con Dios. Él sí que podía hacer esta súplica confiada de un justo que no tiene conciencia de haber pecado y que es acosado por la hostilidad de la gente impía.

También hoy sigue habiendo muchos perseguidos a causa de su fe, incluso nosotros mismos tenemos ocasiones en que solo queda orar como el autor del salmo con esta plegaria confiada, esperando en Dios y su protección. La poesía del salmo nos puede llevar con el último verso, con la respuesta, a reafirmar la fe en la resurrección y gozar ya, de que cada día al despertar que es como una resurrección del sueño que se identifica con la muerte, nos saciaremos de la presencia del Señor; nuevamente nos daremos cuenta de que está a nuestro lado para protegernos y guiarnos. Nosotros dormimos pero El vela. El amor, que es El, permanece vigilante, atento, siempre despierto.

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