HOY VIVE DE CRISTO POR MEDIO DEL SALMO RESPONSORIAL

Queremos vivir de Cristo este verano, hoy por medio de sor María Jesús, en la sección: salmo responsorial

SALMO RESPONSORIAL
Día 4 de septiembre, domingo XXIII del Tiempo Ordinario, ciclo C

Salmo 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.


Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: “retornad, hijos de Adán”.
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó, una vela nocturna.
Los siembras año por año, como hierba que se renueva;
que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.
Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo;
Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos.

El salmo de este domingo ya está comentado en el domingo XVIII, por lo que hace unos pocos domingos que lo hemos salmodiado, aunque los versículos que se han escogido para hoy son distintos. En esta ocasión son los primeros versos del salmo los que cantaremos como respuesta a la primera lectura, que está tomada del libro de la Sabiduría, y que es una parte de la plegaria para obtener la sabiduría. En esta oración el autor reflexiona sobre el origen, naturaleza, acción y medios para adquirir la sabiduría que procede de Dios. Esta sabiduría es necesaria para conocer la voluntad de Dios. La inteligencia humana es débil y está obnubilada por el envoltorio carnal que dificulta la comprensión de las realidades de la tierra y del cielo: “el cuerpo mortal es lastre del alma…” dice acertadamente…y es experiencia común. Además este salmo es respuesta también para el Evangelio: Vemos cómo el Señor nos ampara en su seguimiento y cómo la Sabiduría divina es la que puede orientar nuestra vida. “Señor Tu has sido nuestro refugio de generación en generación””Enséñanos a calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato”

El título de este salmo apunta que es una oración de Moisés, hombre de Dios. Es la oración de un sabio empapado en las Escrituras, por las alusiones que hay a diversos pasajes, sobre la brevedad de la vida y la debilidad del hombre. El autor ve la vida de los hombres como una corta trayectoria entre el nacer y el morir, y este poco de vida cargado de miserias. “Un ayer que pasó, una vela nocturna”. Es pura poesía que acierta a dar el toque de lo que quiere expresarse. Es un salmo de oración o súplica de un humilde que se siente indigno ante Dios, el Dios de la vida. Se muestra con serenidad un poco amarga y de carácter sapiencial. La súplica no pide la duración eterna para esta caducidad reconocida sino que el reconocer la caducidad humana es un trampolín para pedir el don de temor, principio de la sabiduría. El orante es un yo pero en plural, una nación, un pueblo entero dentro de la historia. La última parte tiene varios planos: el individual, el hombre en general y el pueblo. La súplica es a favor del pueblo para que sea restaurado por la lluvia de misericordia que se implora junto con la compasión y la bondad, y de aquí brotará la alegría y el júbilo.

Podemos apreciar en el salmo entero 3 partes casi iguales. La primera es un Himno sobre la estabilidad y la eternidad de Dios, que en la segunda parte aparece en contraste con la caducidad y fluidez humana para pasar a la tercera parte donde se mezclan los dos motivos y se hace la súplica.

Del primer versículo salen como dos motivos de alabanza desarrollados: Dios es nuestro refugio, y lo es por siempre; un refugio estable para todas las generaciones que se suceden. Estos dos motivos desarrollados en la segunda parte con bellos contrastes. Vemos cómo los contrastes aparecen en estos versículos muy hermosamente expresados.

Desde el Génesis se ha explicado que Dios creó al hombre del polvo de la tierra, y ahora apunta que Dios vuelve a llamarnos a Sí: “Retornad, hijos de Adán” “Mil años en su presencia son un ayer que pasó”. Y así podíamos repasar cada frase, poéticamente expresada, para hacernos captar la grandeza y misericordia de Dios. “Sácianos de tu misericordia y toda nuestra vida será alegría y júbilo” “baje a nosotros tu bondad y así serán prósperas las obras de nuestras manos”. Lo que nos da vigor para caminar y vivir la voluntad de Dios es saciarnos cada mañana de su misericordia, y así viviremos en el júbilo de la cercanía de Dios. En el Evangelio Jesús nos pide renunciar al yo y a los bienes materiales.

El Espíritu Santo ilumina los corazones, y una vez liberados de intereses personales y materiales seremos flexibles para poner en práctica lo que Cristo quiere de nosotros en cada momento. Todo el programa espiritual podemos resumirlo en hacer la voluntad de Dios. Todo progreso espiritual pide estar dispuestos a desprendernos de lo que nos impide ser libres. Aunque el texto del evangelio provoca tribulación a los que viven confortablemente, es acicate para todos con ese lenguaje que es una hipérbole, característica de las lenguas semíticas que no tienen comparativos, y logran así algo parecido a la comparación.

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