ESTADO DE LA CUESTIÓN

El estudio de la historia económico-social o simplemente cultural de las Órdenes Mendicantes en Castilla y León está todavía en gran medida por hacer.

Javier Peña señala la dependencia que hasta hace poco había para su estudio de “las obras de carácter general, metodológicamente vinculadas al estilo cronístico y sentimentalmente teñidas de un profundo tono evocador”, e insistía en la necesidad de complementar estos trabajos con “estudios menos ambiciosos y más abiertos a los temas que dominan las investigaciones históricas” . Miguel Angel Ladero ha constatado cómo la masa de trabajos sobre los mendicantes es bastante menor que la de los monjes, achacándolo al retraso con que han sido abordados . Probablemente por las dificultades de la tarea, ya que la información disponible en muy escasa, pues en los primeros tiempos fue general la existencia de un gran vacío documental, agravado por el deterioro de los archivos conventuales, producto de las dificultades padecidas por los conventos, especialmente en el siglo XIX. Se ha dicho que la primera impresión que recibe un historiador al abordar el estudio de las órdenes mendicantes “es de una gran confusión y oscuridad” . Si esto es aplicable al conjunto de estas órdenes, es mucho más acusado en el caso de las monjas, en que su “cerramiento” al mundo y su menor dedicación al estudio o al apostolado directo facilitan el desapego para documentar su historia.

Aunque, justo es reconocerlo, dentro de esta penuria general, la comunidad de monjas dominicas de San Blas no es de las más desafortunadas. Su historia presenta grandes lagunas, pero en general el monasterio ha recibido mejor atención que otros. Como tiene una larga historia, que abarca desde mediados del siglo XIV hasta nuestros días, es natural que sean abundantes las citas de los historiadores, tanto de la Orden de Predicadores, como de los cronistas locales.
Pero las crónicas dominicanas no abundan ni en cantidad ni en calidad. Como han subrayado sus propios historiadores, la Orden siempre ha adolecido de “falta de ambiente histórico” . Entre los escasos y mediocres historiadores dominicanos que se han ocupado de pasada del monasterio, merecen especial mención el P. Hoyos, que le ha dedicado unas páginas de su ingente obra que recoge la documentación de los conventos de la provincia de España y el P. Salvador y Conde, en lo relativo al siglo XIX . También se encuentra citado el monasterio en las obras de diversos historiadores ajenos a la Orden, tanto de la provincia de Guadalajara, para las noticias anteriores a su refundación en Lerma, como de los burgaleses, para los posteriores . Es de interés, entre éstos, la información proporcionada por los cronistas lermeños al hilo de los acontecimientos de la villa, especialmente en los fastos de las fundaciones del Duque .
En el aspecto artístico, y especialmente el arquitectónico, San Blas ha contado con la fortuna de que Luis Cervera Vera le haya dedicado un volumen, dentro de su monumental obra, dedicada a las construcciones del Duque de Lerma, en esa villa . Como es difícil que pueda ser mejorada y en lo fundamental el convento no ha variado su estructura, podríamos haber prescindido de su descripción, pero, considerándola necesaria para la visión integral que pretendemos, nos hemos limitado a resumirla, matizándola con las modificaciones posteriores. A esta visión fundamental de Cervera, se añaden, ampliadas al conjunto de obras artísticas del monasterio, las numerosas alusiones de los estudiosos del arte de la provincia de Burgos, especialmente una reciente guía de la villa . Aunque, como es obvio, salvo ésta última, todos estos autores tratan de las diversas obras del convento al sesgo de su crónica, más dedicada a temas artísticos concretos que a la de un monumento en particular. Es útil también el testimonio de algunos viajeros, especialmente el de la cualificada visita de Ponz, a fines del siglo XVIII.
Naturalmente, todos estos autores han servido de apoyo fundamental para la confección de esta obra, que, muchas veces, se limitará a refundir estas aportaciones, integrándolas en un “corpus” homogéneo.
En relación al estudio de la vida conventual del monasterio, no existen informaciones de interés. Solamente las referencias que podemos encontrar en los relatos sobre monjas de virtud reconocida , alguna noticia en la obra de Rosario Hernández , y las alusiones tangenciales a la vida de las monjas en las obras de algunos autores de la Orden , pero estas últimas son genéricas y ninguna referida al convento de San Blas. También, como veremos, es escasa la información que al respecto ofrece el archivo conventual. Lo que nos ha obligado a una ardua labor intentando componer un tejido con escasos materiales, que hemos intentado completar con bibliografía general y, sobre todo y dada nuestra ignorancia de profano, con el testimonio de los estudiosos del tema .

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