PROPÓSITO

"HAY `ALGO MÁS´, QUE FUNDAMENTA Y DA SENTIDO"

Pretendemos en esta obra proporcionar una visión lo más completa posible del monasterio de San Blas, hoy en la villa de Lerma. Aunque confesando, de antemano, que no podrá ser más que superficial. Toda comunidad de vida contemplativa tiene una íntima, profunda realidad que por definición es inefable, imposible de explicar. Pertenece a “otro mundo”, el del espíritu que a nosotros, los mundanos, se nos escapa, que tal vez intuímos, pero no podemos definir.

 

Ante esa realidad este autor estuvo a punto de desistir del empeño, al pensar que, recorriendo la historia y describiendo el edificio y su contenido, se quedaba en lo superficial, en las “hojas del rábano”. Se sentía incapaz de describir la esencia de ese mundo, lo que configura su realidad profunda y le da razón de ser. Pero terminó por considerar que, si desistía, el desconocimiento del monasterio sería aún mayor, por lo que siempre será preferible una aproximación que el anonimato. Aunque el afrontar definitivamente la tarea le obligaba a esforzarse en superar, o por lo menos paliar, esa carencia, intentando una aproximación a ese mundo.

Es por lo que la obra no se ha limitado a la habitual descripción de un monumento, sino que considerando que un monasterio de monjas dominicas de clausura constituye una realidad de múltiples facetas, se ha intentado analizar cada una de ellas. Con ese propósito se ha estructurado metodológicamente esta obra, pero conviene de entrada insistir en su aspecto nuclear, el que atañe al fenómeno contemplativo.

Por considerarlo esencial, se ha dedicado un capítulo específico a analizar cómo se ha vivido y se vive la vocación contemplativa en el monasterio de San Blas, analizando su desarrollo histórico y su esencia. No podemos considerarnos satisfechos con el resultado, tanto en su historia, dada la penuria documental, como, sobre todo, en lo relativo al análisis del fenómeno contemplativo, ya que la visión que proporciona no es lo rigurosa que sería deseable. Aunque sea imprescindible para el estudio integral que se pretende, no será más que una intuición, un aviso, de que más allá de lo que describe el libro hay “algo más”, que lo fundamenta y da sentido. Y cuya belleza, superior desde luego a la de las obras de arte, sólo podemos apreciar a través de los “signos externos de riqueza”, la expresión extática del iluminado, que nos indica que él sí que ve, siente algo, mucho mejor que lo que vemos nosotros. Es “la mejor parte” que el Evangelio promete a María y los mundanos sólo pueden intuir.

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