EL BUEN PASTOR

11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa,
13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí,
15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.
17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo.
18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre. » (Jn. 10, 11-18)

Pastores había habido muchos en Israel: profetas, príncipes, sacerdotes y el “Pastor de Israel”, sobre todos, era el mismo Dios. Todos ellos cuidaban de las ovejas que Yahvé les había encomendado. Pero no todos fueron fieles a esta encomienda de Dios. Los fariseos se preciaban de ser los pastores del pueblo, enseñándole a ser fieles a Dios, pero aquí Jesús se refiere a ellos y los reprueba su conducta incoherente: “dicen y no hacen”.

Jesús es el primero y único Pastor de Israel y de todos los hombres, porque ha venido para dar su vida por muchos de ellos: por todos los que escuchan su voz y entran en el aprisco, que es la Iglesia, cuya puerta es Jesús.

Varios pastores recogían sus ovejas en un solo aprisco y un solo guarda las vigilaba de noche. Llegada la hora, cada pastor acudía a la puerta y el guarda le abría. Y entre varios rebaños llamaba sólo a sus ovejas y éstas le seguían. Para las demás era un extraño y no le siguen ni escuchan su voz. Y el pastor va delante de ellas y las lleva a buenos pastos…

Qué bien se entiende en esta alegoría que Jesús es el Buen Pastor y no hay otro que lleve a los hombres a los pastos de Aguas Vivas, que son las fértiles dehesas del cielo. Aquí la oveja está libre de todo peligro. Se sabe cuidada y bendecida por todo un Dios. Y tiene siempre presente el sacrificio de su Pastor Bueno, que ha dado la vida para que ella viva y tenga vida en abundancia. La ha librado de extraños asalariados y la ha puesto sólo bajo el cayado de un solo Pastor, porque sólo es suya y le pertenece y la cuida como si sólo ella existiera para el Pastor. También la conoce con el mismo conocimiento con el que Jesús conoce a su Padre y el Padre a Él. Y de la misma forma la ama con el amor de Dios, como se aman Padre e Hijo. No ha podido dar mayor intimidad y entrega a sus ovejas, porque las ama desde su Corazón de Dios.

Seamos ovejas conscientes de su limitación y pobreza y pongámonos bajo el cayado del Gran Pastor de las ovejas: Jesús. A Él pidámosle todo lo que nos es necesario para una vida abundante y rodeada de paz y de amor… Es el único alimento que sabe ofrecer el buen Pastor…

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