DOMINGO DE PENTECOSTÉS

CICLO B

PRIMERA LECTURA: HCH 2, 1-11

(v. 1)

-He aquí la tensión expectante de la nueva comunidad. “El bautismo en el Espíritu” que dentro de no muchos días habían de recibir, irrumpe el día de Pentecostés

o de Quincuagésima después de Pascua, es decir, una de las tres grandes fiestas de peregrinos en el pueblo judío: La Pascua, los Tabernáculos y Pentecostés que en un principio, en el culto judío, era una fiesta de la cosecha (Dt. 16, 9-12; Lev. 23, 15-21). Más tarde en esta fiesta recordaba el pueblo judío las revelaciones del Monte Sinaí y la legislación allí dada a Moisés.


(v. 2-3)

-En el Antiguo Testamento el viento y el fuego son símbolos de la divinidad (Ex. 3, 2; I Re 19, 11-12). Las palabras “espíritu” (en hebreo, en griego y en latín) designan 1º) fenómenos naturales del viento que sopla (aliento, exhalación) y también 2º) el mundo misterioso de la divinidad. Dios se revela en acontecimientos alegóricos y se explica en el relato por medio de comparaciones: “como el viento”, “como de fuego” es la acción indescriptible del Espíritu Santo.
- Y de ese fuego descienden lenguas luminosas como revelación de que todos reciben el único Espíritu Santo, como lo explica más tarde San Pablo en (I Cor. 12, 4s.)


(v. 4)

-Pero este Espíritu Santo les capacita a los discípulos a hablar en otras lenguas: Glosolalia (del griego), que les eran desconocidas. Siendo un lenguaje ininteligible, el Espíritu en Pentecostés pudo al mismo tiempo mover el alma dispuesta de los oyentes a que por un milagro de audición entendieran en su propia lengua nativa el mensaje de salvación que los discípulos anunciaban “en lenguas”.


(v. 5-13)

-“Judíos devotos”, es decir, judíos peregrinos venidos a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés. El pueblo judío tenía entonces una dispersión universal y así nos da una lista de países, que sin ser exhaustiva deja adivinar el gran campo de trabajo de la Iglesia y también nos muestra gráficamente la diversidad de los testigos en el milagro de Pentecostés: milagro lingüístico y auditivo. “Peregrinos romanos” los cita expresamente Lucas, porque los peregrinos romanos de Pentecostés llevaron el mensaje a Roma, por ello la comunidad allí formada constaba de judeocristianos y de etnocristianos. Las “grandezas de Dios” es el tema de que se habló en Pentecostés. He aquí la orden de Jesús de “dar testimonio” de la obra salvífica de Dios en Cristo-Jesús (1, 8) y de su fuerza. El mensaje es jubiloso, feliz, alegre, pero unos asociaron este sonido que no entendían a la embriaguez, no eran almas dispuestas para recibir el Espíritu Santo (Jn. 1, 5), es el misterio de la gracia.

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