DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO

CICLO C

Za. 12, 10-11

10 derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración;

y mirarán hacia mí. En cuanto a aquél a quien traspasaron, harán lamentación por él como lamentación por hijo único, y le llorarán amargamente como se llora amargamente a un primogénito.

11 Aquel día será grande la lamentación en Jerusalén, como la lamentación de Hadad Rimmón en la llanura de Meguiddó.

1 Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza.

(v. 10)

-El fragmento (10-14) es muy enigmático e interpretado diversamente. El profeta habla de un misterioso duelo general de la nación por un crimen también misterioso. Después de la victoria sobre los enemigos de Judá se anuncia una efusión del “espíritu de gracia y de oración” (Jl. 3, 1) y ante tan gran beneficio y protección de Dios por la victoria total, toda la nación se volverá a Jahvé y “alzarán sus ojos a mí”. Juan ha visto aquí una profecía de la pasión de Cristo y traduce este texto de Za.: “Mirarán al que traspasaron”. Este (v. 10) es un paralelo nacionalizado y restringido de la figura del Siervo (Is. 52, 13; 53, 12); (Sal. 69, 27; Ez. 37).

- La muerte del Traspasado se sitúa en un contexto escatológico: levantamiento del asedio de Jerusalén; duelo nacional y apertura de una fuente saludable (13, 1). En esta salvación habrá pues un sufrimiento y una muerte misteriosos. (Ap. 1, 7) ( Jn. 3, 14) (Am. 8, 10) (Jn. 3, 16) (Col. 1, 15.18).

-Los Santos Padres y comentaristas católicos siguiendo a Jn. 19, 37, ven en esta perícopa una alusión clara al Mesías Jesús muriendo en la cruz, víctima de la ciega pasión popular.

(v. 11)

-El (v. 11) habla de la magnitud del duelo que tendrá lugar en la Ciudad Santa por ese misterioso mártir y se compara al llanto de una madre sobre el hijo unigénito perdido para siempre. (II Cro. 35, 22).

-Hadad-Rimmón y el valle de Meggidón son dos nombres geográficos del territorio donde se dio la batalla de Megiddo en la que pereció el Rey Josías (609 a.C.) en lucha desigual con el faraón Necao II. El duelo fue muy grande por ser uno de los reyes más religiosos de la dinastía davídica y marcó época en el corazón israelita, de aquí que lo tome el profeta como punto de comparación en este vaticinio.

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