SAGRADO CORAZON DE JESÚS

CICLO C

Ez. 34, 11-16

11 Porque así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él.


12 Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y brumas.
13 Las sacaré de en medio de los pueblos, las reuniré de los países, y las llevaré de nuevo a su suelo. Las pastorearé por los montes de Israel, por los barrancos y por todos los poblados de esta tierra.
14 Las apacentaré en buenos pastos, y su majada estará en los montes de la excelsa Israel. Allí reposarán en buena majada; y pacerán pingües pastos por los montes de Israel.
15 Yo mismo apacentaré mis ovejas y yo las llevaré a reposar, oráculo del Señor Yahveh.
16 Buscaré la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma; pero a la que está gorda y robusta la exterminaré: las pastorearé con justicia.

- Después de echar en cara Ezequiel el mal cumplimiento de sus funciones a los reyes y jefes de Israel y anunciando el juicio severo contra ellos, después de “arrancarles las ovejas de su boca”, dice ser el mismo Jahvé el que apacentará a sus ovejas. Se trata en estos versículos (11-16) del anuncio de una teocracia. Así se vio que a la vuelta del destierro desaparece la realeza y sólo más tarde dará Jahvé a su pueblo un pastor de su elección, un “príncipe”, nuevo David, el Mesías a través de quien Jahvé reinará sobre su pueblo en justicia y paz. Tenemos en este capítulo de Ezequiel el esbozo de la parábola de la oveja perdida (Mt. 18, 12-14; Lc. 15, 4-7) y sobre todo la alegoría del Buen Pastor de Jn. 10, 12-18. Este Buen Pastor será uno de los temas iconográficos más antiguos del cristianismo.

(v. 11-16)

-Con una serie de verbos se nos va expresando el mimo y celo de este Pastor divino: “cuidaré, velaré, las recobraré, las sacaré, reuniré y llevaré a su suelo, las pastorearé, las apacentaré, las haré reposar y pacer buenos pastos”. A la oveja perdida la buscaré, la tornaré, la curaré, confortaré... las haré justicia (v. 4). Parece sonar en nuestros oídos la frase del Señor: ¿qué más pude hacer por ti?. El Señor con su misericordia es ejemplo exhaustivo para todos los pastores anteriores a Jesús y sobre todo posteriores. Ya antes de llegar el verdadero Pastor, Jeremías, Ezequiel y después Zacarías exigían a los dirigentes de Israel, una entrega y preocupación total por las ovejas, pero la verdadera revelación está en Jesús con sus palabras y con sus hechos. Jesús es el verdadero Pastor.

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