DOMINGO V DE PASCUA

CICLO C

- DOMINGO DE LOS MINISTERIOS -

Act. 14, 20b-26

Pablo y Bernabé volvieron a Listra, Iconio y Antioquía,
22 confortando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a perseverar en la fe y diciéndoles: « Es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. »
23 Designaron presbíteros en cada Iglesia y después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
24 Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia;
25 predicaron en Perge la Palabra y bajaron a Atalía.
26 Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían realizado.
27 A su llegada reunieron a la Iglesia y se pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.


-Tres planos tenemos en este domingo en las tres lecturas, que están estrechamente ensambladas: 1) Trabajo apostólico, 2) visión de la gloria e 3) intimidad con Cristo. Todo cristiano ha de tener estas tres dimensiones.


(v. 20b-22)

-¿Por qué los misioneros tras un trabajo fructuoso en Derbe, emprendieron el camino de regreso y no continuaron hacia Tarso, como era de esperar?. No se nos dice pero tenían interés en volver a visitar las cristiandades anteriormente conquistadas, que debido a las persecuciones no habían


(v. 23)

podido organizar plenamente (14, 19): Listra, Iconio y Antioquia. Tenían que “confirmar los ánimos de los discípulos” designando presbíteros. Según el modelo de las comunidades judías también la Iglesia judeo cristiana de Jerusalén tenía sus “presbíteros” (o ancianos) (11, 30). No se sabe si la transmisión de este ministerio se ha de considerar como una ordenación sacramental. Pero podría suponerse así como en (13, 2) cuando a Pablo y Bernabé les fue transmitido el ministerio para ejercer su misión y esta acción fue acompañada de “oración con ayuno” como en este (v. 23) y así ya dispuestos “encomendároslos al Señor”. Aquí tenemos el comienzo de la constitución de la Iglesia que tiene su expresión en la función de los presbíteros.


(v. 24-26)

-Aún en medio de estos datos áridos estadísticos, se descubre la mirada del evangelista Lc.: habla de “la gracia de Dios” a la que habían sido “encomendados” los mensajeros de la salvación en Antioquía. La obra realizada por estos dos hombres, no era una humana empresa, ellos eran conscientes pues en Antioquía relataron “lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe” (v. 27). Esta es la tarea de la evangelización.

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