DOMINGO XXV (T. Ordinario)

CICLO B

- EL HIJO DEL HOMBRE SERÁ ENTREGADO -

Sab. 2, 17-20

12 Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas contra nuestra educación.

17 Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su tránsito.

18 Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará de las manos de sus enemigos.

19 Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza.

20 Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le visitará. »

                  -   La correspondencia de estos versículos con la Pasión de Cristo condenado a unamuerte afrentosa porque afirmaba serhijo de Dios, llamó la atención de las primeras generaciones cristianas (Mt. 27, 43) y muchos Padres, consideraron este pasaje como profético. El autor se refiere directamente a los judíos fieles de Alejandría, blanco de los sarcasmos y persecuciones de los renegados y de sus aliados paganos. Por esto, este texto, cuadra perfectamente al Justo por excelencia (Hb. 12, 3).

                  -Hijo de Dios (v. 18; Sal. 22, 9) en la Biblia designa a menudo a Israel o a los israelitas (Ex. 4, 22-23; Dt. 14, 1; Is. 1, 2; Os. 11, 1), pero pronto se nota la tendencia a reservarla sólo a los justos o para el pueblo del futuro (Os. 2, 1; Sal. 2, 7). Pero aunque invoquen a Dios como Padre (Sal. 89, 27) nadie se designa a sí mismo comohijo suyo.

(v. 20)       -La visita de Dios para el Justo, será su salvación y la confusión así mismo de los malvados (3, 7).

Segunda Lectura: St. 3, 16-4, 3

17 En cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía.

18 Frutos de justicia se siembran en la paz para los que procuran la paz.

4, 1 ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones que luchan en vuestros miembros?

2 ¿Codiciáis y no poseéis? Matáis. ¿Envidiáis y no podéis conseguir? Combatís y hacéis la guerra. No tenéis porque no pedís.

3 Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones.

(v. 16)       -   Habla aquí Santiago de la verdadera y falsa sabiduría con sus raíces y frutos. Lo que se opone al amor, se opone a la verdad; lo que procede del espíritu del mundo caído, tiene potencia destructora. La crítica, el juicio condenatorio y la condena a los demás induce a confusión y divisiones en la Iglesia y miente contra la verdad. A los ojos de Dios, es servidor de Satanás.

(v. 17-18)  -   Perola sabiduría de arriba, que es don de Dios, cumple el precepto del amor y está al servicio de la obra de Dios en el mundo, al crecimiento de la Iglesia. Es en el servicio a la comunidad donde la verdadera sabiduría produce sus frutos (I Cor. 3, 18s.).

                  -   Siete características enumera Santiago de la verdadera sabiduría. Pura, desinteresada, ni ambición de mando ni de prestigio, serena y moderada, se adapta a todo con paz; indulgente y misericordiosa: Sabe perdonar y olvidar con amor las molestias y agravios (2, 14-26); con fruto de buenas obras e imparcial, está alerta contra todo tipo de discordia, rivalidad o partidismo y fomenta la unión y la paz en la comunidad, por medio del servicio y el amor, a costa de todo. En fin, los verdaderos sabios con constructores activos de la paz y la concordia (M. 5, 9).

(4, 1-3)      -   Expone aquí la causa de todas las contiendas y toca las raíces, con palabras apasionadas tomadas del oficio de las armas y costumbres de la guerra. Se ha declarado elestado de guerra porque en las comunidades domina el egoísmo, Todo don, viene de arriba (1, 17). La paz del mundo se funda en la paz de Dios. Y ésta sólo habita en el hombre que se libera de sus pasiones. El mundo se salva, desde dentro y desde arriba.

       “Pedir a Dios con confianza, es decir, pedir los bienes necesarios para la vida, según la voluntad de Dios (Mt. 7, 7-8).Hágase tu voluntad. La tentación del hombre y del piadoso es pretender adueñarse de Dios y hacerle que sirva a mis intereses. El que ésto no consigue, se enfada con Dios, cuando la fe consiste en entregarse a El sin condiciones (Mc. 14, 36).

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