DOMINGO XXI (T. Ordinario)

CICLO B

Jos. 24, 1-2a.15-18

1 Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem, llamó a los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y escribas que se situaron en presencia de Dios.

2 Josué dijo a todo el pueblo:

15 Si no os parece bien servir a Yahveh, elegid hoy a quién habéis de servir, o a los dioses a quienes servían vuestros padres más allá del Río, o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis ahora. Yo y mi familia serviremos a Yahveh. »

16 El pueblo respondió: « Lejos de nosotros abandonar a Yahveh para servir a otros dioses.

17 Porque Yahveh nuestro Dios es el que nos hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, y el que delante de nuestros ojos obró tan grandes señales y nos guardó por todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos por los que pasamos.

18b También nosotros serviremos a Yahveh, porque él es nuestro Dios. »

                  -   Aquí propone Josué como representante del pueblo de Dios y sucesor de Moisés ante la fe de todas las tribus de Israel, los prodigios e intervenciones de Jahvé en favor de su pueblo y pide a la asamblea que se pronuncie a favor de Jahvé y contra los dioses extranjeros o viceversa. Las palabras del pueblo son contundentes:también nosotros serviremos a Jahvé porque El es nuestro Dios (v. 18).

(v. 1)         -   Josué reunió en Siquem a todas las tribus, por ser un lugar central y apto para dicha convocatoria. Así sucedió después cuando el cisma religioso de Judá e Israel en tiempos de Jeroboam, donde Roboam fue a Siquem para ser proclamado rey por todo el pueblo (I Re. 12). Por su pasado fue escenario predestinado para concluir este pacto religioso: allí levantó Abrahán un altar (Gn. 12, 6-7) y allí adquirió Jacob derechos (Gn. 33, 18-20) y escondió los ídolos traídos de Mesopotamia (Gn. 35, 2-4).

(v. 14-18)  -   Josué con su familia se compromete a tener solo a Jahvé como Dios y obedecer todos sus mandatos. Todo el pueblo tras él, quiere seguir el ejemplo de Josué y repiten los prodigios que Jahvé hizo en Egipto y después al llegar a la tierra de Canaán, expulsando a los amorreos, etc. ya todos los pueblos por donde pasaron (v. 17). Jahvé les ha protegido y amado y ellos quieren serle fieles.

Segunda Lectura: Ef. 5, 21-32

21 Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.

22 Las mujeres a sus maridos, como al Señor,

23 porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo.

24 Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.

25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella,

26 para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra,

27 y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.

28 Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.

29 Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia,

30 pues somos miembros de su Cuerpo.

31 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne.

32 Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.         

(v. 21)       -   Ahora pasa Pablo a hablar de la familia cristiana que comprendía: marido, mujer, hijos y esclavos. Para todos una ley fundamental que propone como título de su exhortación:Someteos los unos a los otros en el temor de Cristo. Pablo, sin darse cuenta, pasa del culto a la vida diaria de la familia, de la Iglesia a casa (Col. 3, 16s.). Para él la familia cristiana se construye sobre la recta sumisión de sus miembros y esto vale para toda otra familia bien ordenada. Lo específico es que esta sumisión ha de seren el temor de Cristo, es decir, en el santo temor ante la presencia de Cristo el Señor, dando a la sumisión un carácter de ligereza.

(v. 22-24)  -   Las mujeres se someten a los maridos como si lo hicieran al Señor, pues el matrimonio imita la relación de Cristo con su Iglesia. Concabeza se quiere significar toda la postura de Señor y amor. Cristo es más que eso para su Iglesia, pues es además fuente de su vida, fundamento y fin de su crecimiento, cosa que no es el marido para su mujer. La autoridad del marido de estar toda ella dirigida a lasalvación de la mujer, en la medida que Cristo lo hace con su Iglesia.

                  -   Ahora toma la perspectiva de la mujer (v. 24) y la considera como subordinadaen todo. Mas lo nuevo de esta exhortación es la perspectiva religiosa, es decir, han de vivir a partir de la fe y en una vida de gracia.

                  -   No hemos de excluir de las palabras de Pablo el contexto histórico temporal, donde la mujer estaba en situación precaria. Jesús ya abrió este campo de igualdad de los sexos ante Dios y Pablo en los versículos siguientes va en esta dirección. De nuevo Cristo es el modelo.

(v. 25-27)  -   A la mujerestad sumisas al marido:amad a vuestros esposos. Cristo se entregó por su Iglesia en amor, la salvó del juicio de la ira de Dios, de las tinieblas, le dio el perdón de los pecados (Gal. 1, 4); la santificó.Baño de agua en la palabra es lo mismo que sacramento: baño del agua en el bautismo con la palabra comoforma que le da sentido. Parapresentar, es decir,llevar a la novia (II Cor. 11, 2). Estepadrinazgo lleva consigo la tarea de formar, perfilar, embellecer (Col. 1, 28). Cristo es su propio padrino que la presenta radiante, sin mancha ni arruga, sino santa e inmaculada. Por ser obra maestra de Cristo no habla de la Iglesia de los últimos tiempos sino queya es ahora santa y gloriosa por su entrega sacrificial y por su amor a ella.

(v. 28-30)  -Así deben los maridos....” como Cristo, pues por ser la mujer su cuerpo,nadie odió su propia carne..., es decir, nadie amó menos o descuidó (en sentido semita). Y todo para que el cuerpo llegue a la plena madurez en el amor (4, 16). Cristo lo alimenta con su propio Cuerpo y Sangre.

(v. 31-32)  -   Sin más introducción pone Pablo un texto de la Sagrada Escritura (Gen. 2, 24). Generalmente este texto se aplica al matrimonio, pero no así Pablo:este misterio es grande, lo aplica a Cristo y a su Iglesia. Se refiere a la primera pareja, pero Cristo es el verdadero Adán, no la figura del primer hombre, así el matrimonio humano depende de estegran misterio” y es una participación real de esta gran obra de Dios, es un sacramento.

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