DOMINGO XI (T. Ordinario)

CICLO B

Primera Lectura Ez. 17, 22-24

22 Así dice el Señor Yahveh: También yo tomaré de la copa del alto cedro, de la punta de sus ramas escogeré un ramo y lo plantaré yo mismo en una montaña elevada y excelsa:

23 en la alta montaña de Israel lo plantaré. Echará ramaje y producirá fruto, y se hará un cedro magnífico. Debajo de él habitarán toda clase de pájaros, toda clase de aves morarán a la sombra de sus ramas.

24 Y todos los árboles del campo sabrán que yo, Yahveh, humillo al árbol elevado y elevo al árbol humilde, hago secarse al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, Yahveh, he hablado y lo haré.

                  -   El cap. 17 contiene laalegoría del águila (Nabucodonosor), que llegado a Jerusalén tomó al rey y a los príncipes y los deportó con él a Babilonia. Dejó en el trono a Sedecios y se llevó a Joaquín. Dejó en Jerusalén un reino modesto que mantuviera su alianza con él, pero Sedecías extendió sus manos a Egipto en busca de fuerzas y no guardó la alianza. Jahvé por ésto lo destruirá. Después de esta explicación en prosa sigue un poema (v.22-24) para anunciar la restauración futura presentada como una era mesiánica.

(v. 22)       -   Ahora es el Señor el que toma un ramo de la copa del alto cedro (v. 3-4) y lo planta en la montaña elevada de Israel (20, 40). Allí se hará un cedro frondoso donde podrán habitar toda clase de pájaros y

(v. 23)       a la sombra de su follaje se cobijarán (31, 6) (Mc. 4, 30-32) y humillará Jahvé a todo árbol elevado y

(v. 24)       ensalzará a los humildes (Sal. 113, 7-9) (Lc. 1, 51-53) porque Jahvé hará secarse al árbol verde y reverdecerá al seco (21, 3) (Lc. 23, 31). Esto lo hará Jahvé por su poder.

Segunda Lectura: II Cor. 5, 6-10

 

6 Así pues, siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor,

7 pues caminamos en la fe y no en la visión...

8 Estamos, pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.

9 Por eso, bien en nuestro cuerpo, bien fuera de él, nos afanamos por agradarle.

10 Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal.

                  -   En esta sección 5, 1-10, se describen las realidades últimas mediante afirmaciones doctrinales y de fe como una historia futura. El Espíritu Santo nos ha sido dado por Dios como prenda, de aquí que

(v. 6)         nuestra esperanza no puede quedar defraudada, por ello estamos animosos y confiados a pesar de que sabemos que vivir en el cuerpo es como estar exiliados, lejos del Señor (Hb. 11, 13) y morir en el cuerpo significa ir a la Patria, estar cerca del Señor. Pero sabemos que este caminar es en la fe no en la

(v. 7)         visión, estamos en Cristo o con Cristo (2, 14; 14, 4), pero un plenoestar con El sólo se dará cuando contemplemos la realidad (I Cor. 13, 12).

(v. 8)         -   Por esta esperanza tan firme de vivir ya junto a El, el cristiano desea salir ya del cuerpo, superando esa aversión ante la muerte, aversión a ser desnudados es este estado intermedio (5, 3). La esperanza se introduce hasta en la misma muerte pues aún en la muerte se prolongará la comunión con el Señor, ahuyentando por tanto todo temor (I Tes. 4, 17s). Es la misma exhortación que hacía Pablo a los fieles de Tesalónica.

(V. 9)        -   La esperanza del cristiano no se funda en vanas ilusiones sino queu mayor ambición en vista del premio esagradar al Señor en todos los afanes cotidianos. Ese impulso deserle gratos debe ser siempre la impronta del cristiano y no sólo mientras peregrina en este mundo, mientras está exiliado, sino que este deseo fuerte le acompañará cuando ya viva junto a El.

(v. 10)       -   Y si ésto no tiene caerá bajo el juicio, es decir, bajo una sentencia condenatoria, ante el tribunal de Cristo. En el A.T. el juez del gran juicio universal es Dios, el Señor. También el N.T. mantiene esta convicción con firmeza (Rm. 3, 6), pero aquí es juez tanto Dios como Cristo Jesús (Mt. 25, 31) (Rm. 2, 16) ( Jn. 5, 22). En el juicio el hombre recibirá conforme haya hecho de bueno o de malo (Rm. 2,6; 14, 10).

                  -   Es tan válido en Pablo esto como que el hombre no merece la justificación con sus obras sino que es un don de Dios (Rm. 3, 24). La obra de Dios y la del hombre se dan la mano. El don de Dios es para el hombre tarea y obligación (Fp. 2, 12s.) La proclamación de la gracia exhorta a la obligación de una buena conducta moral.

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