DOMINGO IV DE PASCUA

CICLO B

- DOMINGO DEL BUEN PASTOR-

Primera Lectura: Act. 4, 8-12

8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: « Jefes del pueblo y ancianos,

9 puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,

 

10 sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros.

11 El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular.

12 Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos. »

(v. 8-10)    -   Pedro y Juan han curado a un hombre cojo y aparece aquí una escena memorable. Sabemos de la sencillez e insuficiencia de estos dos apóstoles, pues nos lo dicen los Evangelios y entran en el tribunal de la suprema autoridad del judaísmo y les preguntan: con qué poderes o en nombre de quién han hecho este milagro. Y esta ocasión viene a ser para Pedro el momento deseado para dar el testimonio que acusa y exhorta a obtener la salvación. Pedro actúa lleno de Espíritu Santo (Lc. 2, 13s.) (Mt. 10, 19s). En sus palabras revela el profundo respeto del hombre judío ante los superiores puestos por Dios. La Iglesia naciente está todavía muy ligada a lo social y religioso del judaísmo, pero ello no le impide a Pedro hablar con franqueza. Les piden cuentas de la buena acción realizada con un enfermo y solemnemente proclama que fue en nombre de Jesucristo Nazareno y abiertamente habla ante todos del Salvador y de la culpa que han tenido en darle muerte:a quien vosotros crucificasteis y esta acusación tiene resonancias muy severas ante los jefes responsables del judaísmo.

                  -   Pero aquí enlaza inseparablemente la crucifixión con el mensaje de la resurrección de Jesús por obra de Dios.

(v. 11)       -   La imagen dela clave del arco o lapiedra angular tomada del (s. 118, 22) caracteriza gráficamente la obcecación y la tragedia del pueblo escogido por Dios (Lc. 20, 17) (Mt. 21, 42) (Mc. 12, 10) (I Pe. 2, 4ss).

                  -   La tensión de la asamblea ante las palabras de Pedro sería muy grande, pues sus palabras eran audaces en grado inaudito:no hay ningún otro medio de salvación fuera de Jesucristo. Es toda la proclamación apostólica y en ellas se resume el deseo de todos los escritos del N.T. Los conceptos de verdad, gracia, luz, vida, etc., con los que se describe la redención ofrecida por Dios al mundo en Jesús, subyacen en estas palabras de Pedro ante el Sanedrín.

Segunda Lectura: I Jn. 3, 1-2

 

1 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

2 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.

(v. 1)         -Somos hijos de Dios, es decir, hemos nacido de Dios. Esta frase tan manida en el lenguaje cristiano se ha visto equivocada o minimizada por la piedad y es necesario poner al descubierto sus reales dimensiones.

                  -Ser hijo de Dios” en S. Juan no es algo que el hombre posee como criatura de Dios, sino que es un don absolutamente gratuito, que ni se puede esperar, ni se puede imaginar por parte del hombre. Está expresado con gran claridad en el Prólogo del Ev. de Juan (1, 12). Para llegar a serHijo de Dios se necesita una fuerza que sólo posee el Logos, el Hijo Unigénito que está en el seno del Padre.

                  -   San Juan cuando dicehijo, referido a los cristianos con respecto a Dios, no emplea la palabra griega que significa -por excelencia-hijo (UIOS). Esta palabra queda reservada para Cristo, emplea otra (TEKNON) para referirse a los cristianos. Con énfasis se nos hace ver que la filiación singularísima y única de Cristo es el presupuesto necesario para que nosotros podamos serhijos de Dios. Puesto quepermanecemos en El, no sólo nos llamamos, sino que además lo somos: ¡Y lo somos!.

                  -   Pero se dirige no sólo a lo que somos por gracia, sino al que da la gracia, a este regalo y hacia su amor.Ved que gran amor... es un intenso ruego que brota del fervor, nos quiere llevar S. Juan a reflexionar sobre el amor que nos sustenta y eleva y ello nos hace desembocar en la gratitud. En el (v. 16) se siente más aún la grandeza del don al verlo sobre el trasfondo delmundo que no comprende.Por ésto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a El. Si se acepta el don del amor se acepta igualmente la extrañeza del mundo (entendido en S. Juan como el campo de las fuerzas del maligno) (2, 15-17) (Jn. 14, 17) (Ef. 1, 5) (Jn. 1, 12; 16, 3).

(v. 2)         -   He aquí el momento culminante de la expectación de la salvación. El ser hijos de Dios nos trae algo que todavía no puede verse, pero es real; que nos transformaremos de forma insospechada y está expresado muy bien en (Jn. 17, 24) contemplaremos lagloria” de Jesús: el esplendor de su unión de amor con el Padre que le hace una sola cosa con El. Esta visión de Cristo y de Dios es más que un proceso intelectual, nos transformaremos por la visión (II Cor. 5, 17).

                  -Aún no se ha manifestado lo que seremos, es decir, lo mejor no ha llegado todavía, esto ha de empaparnos todo el ser. Lo futuro será algo tan fascinador que eclipsará toda la creación actual, pues elverlo como es El no se agotará nunca, algo incesantemente nuevo. Y todo esto por el Hijo, por Jesús el Unigénito que murió y resucitó.

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