DOMINGO XXIV (T. Ordinario)

CICLO A

- EL RENCOR Y EL PERDON -

Eclo. 27, 30-28, 7

30 Rencor e ira son también abominables,

esa es la propiedad del pecador.

1 El que se venga, sufrirá venganza del Señor,

que cuenta exacta llevará de sus pecados.

2 Perdona a tu prójimo el agravio,

y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus

pecados.

3 Hombre que a hombre guarda ira,

¿cómo del Señor espera curación?

4 De un hombre como él piedad no tiene,

¡y pide perdón por sus propios pecados!

5 El, que sólo es carne, guarda rencor,

¿quién obtendrá el perdón de sus pecados?

6 Acuérdate de las postrimerías, y deja ya de odiar,

recuerda la corrupción y la muerte, y sé fiel a los

mandamientos.

7 Recuerda los mandamientos, y no tengas rencor a tu prójimo,

recuerda la alianza del Altísimo, y pasa por alto la

ofensa.

                  -   Hoy nos hablan las lecturas del rencor, es decir, de la falta del hermano que no perdonamos en nuestro corazón. Las enseñanzas Eclo. están en plena actualidad con el Evangelio.

(v. 30)       -   Las cosas son lo que son por el juicio de Dios sobre ellas y el rencor es abominable ante sus ojos, de aquí que solo el pecador lo posea junto con la cólera. Es el pecador el hombre que se aparta del juicio de Dios.

(v. 1-2)      -   He aquí un paralelismo antitético usual en la literatura judía:

                     {El que se venga            -           Señor se vengará         -           tendrá en cuenta sus pecados

                     {El que perdona -           Dios oirá su oración    -           perdonará sus pecados.

                     (Mt. 6, 12) (Mt. 5, 23-24) (Eclo. 14, 15)

(v. 3-5)      -   Paralelismos sintéticos. Si Dios que es bueno y justo ¿cómo el hombre hecho de tierra puede conservar su rencor cuando ve que el mismo Dios perdona y no recuerda nuestros delitos?. Racionalmente ésto es una absurdo, cuánto más en la economía de la gracia en que Dios nos exige ser perfectos como su Padre del cielo lo es ¿quién podrá perdonar a un hombre así de insensato? Parece decir que ni el mismo Dios puede (Mt. 18, 23-35).

(v. 6)         -   Si el recuerdo de la misericordia de Dios no nos mueve a perdonar, al menos el temor nos llevará a hacerlo al pensar en nuestro fin que es próximo, en la muerte y desintegración de nuestro ser y todo ello puede ser eterno si persistimos en guardar rencor.

(v. 7)         -   Aquí invita a meditar los mandamientos y por amor a la Alianza del Altísimo, dejar de odiar de corazón al hermano.

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