MIRAD MIS MANOS Y MIS PIES, SOY YO EN PERSONA

35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. 

36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»

37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. 

38 Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? 

39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.»

40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies. 

41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»

42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. 

43 Lo tomó y comió delante de ellos. 

44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí.”»

45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, 

46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día 

47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. 

48 Vosotros sois testigos de estas cosas. (Lc. 24, 35-48)

 

Las apariciones de Jesús Resucitado a sus discípulos, en un primer momento, no les produce alegría y paz,sino aturdimiento y miedo. La realidad de un cuerpo resucitado, y por tanto glorioso, no es algo que el hombre haya experimentado en su vida, por esto, Jesús, lo primero que les da a sus amigos es “la Paz”. La que Él posee y por ello, puede darla. Pero, ésta, no es bastante. Ha de apelar Jesús a todos sus sentidos: “mirad mis manos y mis pies: ¡soy Yo en persona!”. Pero su voz, todavía no les tranquiliza. Entonces, loslleva hasta el tacto: “palpadme con mis huesos y carne. Un espíritu no tiene esto, ¡soy Yo!”. Y, por último,les pide algo de comer, como hace todo hombre que gusta y mastica los alimentos... ¡Realmente, ante estasrevelaciones de Jesús acerca de su Cuerpo Resucitado, nos deja sin palabras! Y, esto, porque quiere que demos un salto de gigante hacia la fe. Ella, es la única que puede certificarnos todas estas cosas que, escapan a la percepción de todo hombre.

Y, por último, Jesús, ha de realizar otro milagro a los ojos de estos asustados discípulos: “les abrió el entendimiento para que, comprendieran las Escrituras Sagradas donde estaba escrito todo lo que le acaeció en la vida a Jesús”. El Antiguo Testamento, no es otra cosa que, la revelación del Mesías, pasando por su muerte, bajada al sepulcro y resurrección de entre los muertos.

Jesús, es la clave de interpretación para entender la Palabra de Dios. Él, no ha venido sino a cumplirla,“como estaba escrito”. Así, toda la Sagrada Escritura, es escritura de Dios. Palabra que, Él dictó por su Espíritu Santo a hombres que Él había designado previamente. Éstos, son los Profetas, la Ley dictada por Moisés, los Salmos y demás libros que forman la Biblia. Por esto, no tendríamos que tener respetos humanos cuando, después de leer un pasaje de la Palabra de Dios, lleváramos el libro a nuestros labios dando testimonio de que la amamos y queremos obedecerla con todo nuestro corazón.

¿Qué diríamos, al ver a una madre, cuando su pequeño le dice: “¡mamá, te quiero mucho!” y se abaja hacia su hijo, con un sentimiento de amor muy tierno y lo llena de besos, devolviéndole esta confesión con signos de piedad y cariño, en un abrazo apretado?... ¡Pues, es incomparablemente mayor el sentimientos que, se despierta en el Corazón de Jesús, ante la veneración amorosa que prodigamos a su Palabra!. Porque,sabemos de la eternidad de esta Palabra, por la Revelación: “en el principio, ya existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios”. Esta, ha sido la que se ha hecho Hombre y habita entre nosotros, con el único fin de llevarnos consigo a la Gloria: “me voy a preparar sitio y cuando vaya y os prepare sitio, volveré, y, os llevaré conmigo, para que donde Yo estoy, estéis también vosotros”.

Pero, a nosotros sus amigos, nos ha entregado una tarea: “proclamar, en su Nombre, la conversión para el perdón de los pecados”. ¡Muy importante es la conversión con el arrepentimiento de nuestros pecados, para entrar en su Reino!  Y, es que, nada impuro puede entrar allí. Todo ha de ser purificado con la Sangre deCristo, porque toda Ella, fue derramada por Jesús para perdonarnos toda falta e impureza. Y, todo esto, si queremos, pues, nuestra libertad, es la puerta por donde nos llegan, gracias tan grandes…

Digamos a Dios: “¡Quiero, hazlo Tú Señor! ¡Qué así sea! ¡Amén! !Amén!”

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