DOMINGO XVI (T. Ordinario)

CICLO C

LA HOSPITALIDAD

Gen. 18, 1-10ª

1 Apareciósele Yahveh en la encina de Mambré estando él sentado a la puerta de su tienda en lo más caluroso del día.

2 Levantó los ojos y he aquí que había tres individuos parados a sur vera. Como los vio acudió desde la puerta de la tienda a recibirlos, y se postró en tierra,

3 y dijo: « Señor mío, si te he caído en gracia, ea, no pases de largo cerca de tu servidor.

4 Ea, que traigan un poco de agua y lavaos los pies y recostaos bajo este árbol,

5 que yo iré a traer un bocado de pan, y repondréis fuerzas. Luego pasaréis adelante, que para eso habéis acertado a pasar a la vera de este servidor vuestro. » Dijeron ellos: « Hazlo como has dicho. »

6 Abraham se dirigió presuroso a la tienda, a donde Sara, y le dijo: « Apresta tres arrobas de harina de sémola, amasa y haz unas tortas. »

7 Abraham, por su parte, acudió a la vacada y apartó un becerro tierno y hermoso, y se lo entregó al mozo, el cual se apresuró a aderezarlo.

8 Luego tomó cuajada y leche, junto con el becerro que había aderezado, y se lo presentó, manteniéndose en pie delante de ellos bajo el árbol. Así que hubieron comido

9 dijéronle: « ¿Dónde está tu mujer Sara? » - « Ahí, en la tienda », contestó.

10 Dijo entonces aquél: « Volveré sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer Sara tendrá un hijo. »

-     Esta narración pertenece al género yahvista y no termina hasta (19, 38). Es una reunión de varios fragmentos de la tradición que originariamente eran independientes. De (1-16) sólo existe una cierta oscuridad relativa a “los visitantes”: “Yahvé” y esos “tres hombres”: (v1) se aparece Jahvé; (v. 2) Abrahán ve “tres hombres”; (v. 3) Jahvé parece ser uno de los personajes (18, 22; 19, 1), en 19, 1 parece que tras haberse separado de Jahvé los “dos personajes o mensajeros” marchan a Sodoma (mas este pasaje es otra corriente de tradición). Es mejor ver que Jahvé se aparece en los tres personajes (los tres aceptan la invitación, los tres preguntan por Sara (v. 10, 13)

-     Esta forma de aparición es extraña y única en el Antiguo Testamento, por eso está ligada a esta única tradición. Es un relato muy extendido en todo el mundo, que narra la visita de seres divinos a los hombres (Odisea XVII, 485-7) (leyenda griega de la llegada de Zeus, Poseidón y Hermes a un hombre en Beocia para concederle el hijo deseado). Las épocas en que se consideraba “la hospitalidad” como la virtud por excelencia son las que cultivaban este género de relato donde se da el tema de 1) una prueba, 2) de un acreditar buen comportamiento con extranjeros a quienes (al menos inicialmente) no se ha reconocido (Heb. 13, 2).

-     Israel tomó esta narración de los antiguos habitantes del país: primero se contó como un suceso de la vida de Abrahán y poco a poco se incluyó en el tema de la fe en Jahvé.

-     Parece ser intencionado el que el narrador haya tendido entre Jahvé y los tres personajes el velo del incógnito. Estos antropomorfismos sin inusitados aún en el Antiguo Testamento, pero para el autor jahvista son muy apropiados, es un escritor muy liberal.

-     La interpretación antigua de la Iglesia de ver en estos tres una manifestación de la Trinidad hoy la exégesis moderna la ha abandonado.

     (v. 1)    -   Aunque comienza el relato: “Apareciose Jahvé junto a los terebintos de Mambré”, para Abrahán esta aparición es inesperada.

     (v. 2-5) -   El lugar del suceso es Hebrón, luego santuario célebre. Con una sola frase el (J) nos ha situado en lugar y tiempo, Súbitamente aparecen tres hombres: lo divino siempre aparece por sorpresa. Abrahán les corta el paso y ellos se paran como deseando ser recibidos. La invitación es muy respetuosa y encarecida: ADONI = “Señor mío” y “si he encontrado gracia”, dos fórmulas de cortesía en las que no se ve que todavía Abrahán haya reconocido a Jahvé. La aceptación es breve y casi condescendiente.

     (v. 6-8) -   Los preparativos rebasan aquel ofrecimiento tan modesto: “un poco de agua… un trozo de pan”. Todo el mundo se pone en movimiento ante las indicaciones a Abrahán. Amasar y cocer es cosa de mujeres, los hombres matan las reses. Durante la comida Abrahán permanece respetuosamente en pie. El hecho de tomar Jahvé alimento conturbó a los exégetas antiguos, es por tanto una inusitada libertad del (Jahvista), (v. 5ª; Jn. 19, 5; Jn. 13, 16; Tob. 12, 19)

     (v. 9-10ª)- Los invitados hablan de lleno del objeto de su visita. Conocen el nombre de Sara y su esterilidad, pero es más asombroso la promesa del nacimiento de un hijo. Sara no perdía detalle escuchando escondida (27, 5)

Col. 1, 24-28

24 Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia,

25 de la cual he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios me concedió en orden a vosotros para dar cumplimiento a la Palabra de Dios,

26 al Misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos,

27 a quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria,

28 al cual nosotros anunciamos, amonestando e instruyendo a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de presentarlos a todos perfectos en Cristo.

     (v. 24)  -   El apóstol es pregonero del misterio. Su servicio está cargado de padecimientos (II Cor. 11, 23-33; I Cor. 4, 9a; Gal. 6, 17b). Sus cicatrices, son “padecimientos por vosotros” y motivo de bendiciones para sus comunidades (II Cor. 7, 4b; Fp. 2, 17; II Cor. 1, 5ª) al rebosar los sufrimientos de Cristo sobre el Apóstol “va completando” lo que falta a las tribulaciones de Cristo. Cristo sigue padeciendo en los miembros de su “cuerpo”: La Iglesia. Pablo reemplaza en forma vicaria a la Iglesia y lo hace con alegría. Hay una conexión misteriosa entre Cristo, su Iglesia y el Apóstol y redunda en gracias y bendiciones para toda la humanidad (Fp. 2, 18)

     (v. 25-26)-              Esta predicación apostólica es descubrimiento de un misterio. San Pablo es ministro de un encargo (OIKONOMIS) recibido de Dios, es servidor de la Iglesia (I Cor. 3, 5) y el alto objetivo es “dar cumplimiento a la palabra de Dios”, es decir, llevar la “salvación a todas partes donde se proclama el evangelio”.

                  -   “Ahora”, por medio de la Iglesia, “el misterio oculto en Dios se ha manifestado” (Ef. 3, 9b; 3, 10). Para los pueblos es misterio salvador (1, 27). Este existía antes de la creación del mundo en el plan de Dios (Ef. 1, 4-5) y ordenado a salvar esta creación.

                  -   Los “santos” son los fieles cristianos (1, 2) que han oído por boca del Apóstol este “misterio” que es Cristo mismo (1, 27) y que llega “a las naciones” (los gentiles en el Antiguo Testamento):

     (v. 27)  -   “Cristo en vosotros” (con su profunda unión con la comunidad mediante la fe y el bautismo) y “Cristo entre vosotros” como Señor de las naciones al fin de los tiempos (Ef. 3, 6; 3, 4). El es nuestra “esperanza de la gloria” y así la vida tiene sentido.

     (v. 28)  -   Con esta predicación “hace avanzar a Cristo” para “presentar a todo hombre perfecto en Cristo”. En ellos debe formarse Cristo, en quien viven ya misteriosamente. Ser y acto, conocimiento y acción han de armonizarse en El: conversión hacia El con la vida entera (Mc. 1, 15; Col. 1, 28; II Cor. 11, 2; I Tes. 2, 19-20; Mt. 7, 21).

                  -   Así pues, San Pablo ve tres tareas principales en el cargo que “Dios le confió: 1º) anunciar a todos el evangelio: el misterio de salvación; 2º) estimular a las comunidades a llevar una vida cristiana; 3º) padecer por ellos y en sustitución de ellos.

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